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domingo, 26 de abril de 2020

Sólo Falta El Asesino (Eugene Levy, 1992)



Divertido remake de la película italiana Crimen (Mario Camerini, 1960) dirigida sin grandes alardes por el cómico, actor, escritor y director Eugene Levy que hasta entonces tan solo había dirigido un par de Tv Movies, The second city, Toronto 15th Anniversary (1988) y I, Martin Short, Goes Hollywood (1989) y que le llego este encargo por parte del famoso y todopoderoso productor italiano Dino De Laurentiis, productor de infinidad de películas como La Strada (Federico Fellini, 1954), Las noches de Cabiria (Federico Fellini, 1957), Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) o la fallida Dune (David Lynch, 1984). Ademas de con el pastizal de De Laurentiis, la producción corrió a cargo de Ascot Film, productora de la videoclubera Comando Patos Salvajes (Antonio Margheriti, 1984), películas de Jesus Franco como Jack The Ripper (1976) o Cartas de amor a una monja portuguesa (1977), la en su momento famosa El condón asesino (1996) o el thriller La humillación (Robert M. Young, 1986) con la sex symbol ochentera Farrah Fawcett. El guion, pese a seguir los pasos del original contó con reescrituras por parte de los guionistas Charles Shyer, encargado de los libretos de divertida La recluta Benjamin (Howard Zieff, 1980) con la genial Goldie Hawn o El padre de la novia (1991) en la que también ejerció de director, Nancy Meyers, encargada del guion de Jumpin´Jack Flash (Penny Marshall, 1986) o la basurilla reivindicable Me gustan los líos (Charles Shyer, 1994) con Julia Roberts y Nick Nolte y Steve Kluger, que tan solo trabajo en esta película
La trama, una comedia con toques de misterio en plan “Quien es el asesino”, nos presenta a Phoebe, una turista americana y Julian, un actor en paro que en un viaje por Roma se conocen tras encontrarse un perro perdido por el que ofrecen una cuantiosa recompensa. Cuando van a Montecarlo para entregárselo a su dueña, una vieja asquerosamente rica, la encuentran muerta. A partir de ahí y por una serie de malentendidos se verán envueltos en el asesinato junto a un matrimonio americano formado por Neil y Marilyn Schwary y por un adicto al juego llamado Augie Morosco y su mujer Elena.
De la fotografía se encargo el italiano Giuseppe Rotunno, director de fotografía conocido por su trabajo en Rocco y sus hermanos (Luchino Visconti, 1960), Amarcord (Federico Fellini, 1973), Empieza el espectáculo (Bob Fosse, 1979) o Las aventuras del barón Munchausen (Terry Gilliam, 1988). Decir que la fotografía de la película no destaca ni para bien ni para mal, es una comedia ligerita y tampoco necesita de muchas florituras en este apartado.
Para la banda sonora, que tampoco es nada del otro mundo, se contrato a Richard Gibbs, compositor que venia de trabajar en la frikada Gnomo Cop (Stan Winston, 1990) o la Sci-Fi con Rutger Hauer y la olvidada Mimi Rogers Peligrosamente unidos (Lewis Teague, 1991) y que mas tarde compondría la música en el cutre spoof Distracción fatal (Carl Reiner, 1993) con el grasiento Armand Assante y Sean Young o el actioner cómico Con la poli en los talones (Adam Rifkin, 1994) con un Charlie Sheen a punto de empezar su descenso a los infiernos y sus antologicas esnifadas y una Kristy Swanson que apuntaba maneras pero que finalmente se quedo en nada dejándonos unicamente para el recuerdo un beso lesbico con Jennifer Connelly en Semillas de rencor (John Singleton, 1995).
En cuanto al elenco principal, se contrataron los servicios de la infumable Sean Young, que había empezado bien su carrera con El pelotón chiflado (Iván Reitman, 1981), Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Dune y que había seguido manteniéndose con productos taquilleros como No hay salida (Roger Donaldson, 1987) junto a Kevin Costner y Gene Hackman, Wall Street (Oliver Stone, 1987) o Pájaros de fuego (David Green, 1990) pero que tras esta película empezó un descenso a los infiernos del que ya no saldría Young se hizo con el papel de Phoebe, la turista americana. Para el papel de Julian, el actor en paro se ficho al cómico Richard Lewis, que a esas alturas no había hecho nada destacable en cine y que después tampoco hizo mucho. Tan solo destacar su presencia en Las locas, locas aventuras de Robin Hood (Mel Brooks, 1993), Leaving Las Vegas (Mike Figgis, 1995) o la divertida serie Larry David (2000-2020). Cybill Shepherd, recién salida del éxito de la televisiva Luz de Luna (1985-1989) junto a Bruce Willis, se haría cargo de interpretar a Marilyn Schwary y el gran James Belushi, que ya había pasado sus días de gloria gracias a películas como la cachonda Entre pillos anda el juego (John Landis, 1983), el thriller histórico Salvador (Oliver Stone, 1986), la cojonuda La tienda de los horrores (Frank Oz, 1986), la mítica El rector (Christopher Cain, 1987), la infravalorada Danko: Calor rojo (Walter Hill, 1988) o la reivindicable Superagente K-9 (Rod Daniel, 1989) interpreta de manera descacharrante y bestial a Neil, su ludopata marido. El inolvidable y siempre recordado John Candy gracias a (entre otras) Granujas a todo ritmo (John Landis, 1980), El gran despilfarro (Walter Hill, 1985), Malditas vacaciones (Carl Reiner, 1985), Armados y peligrosos (Mark L. Lester, 1986), La loca historia de las galaxias (Mel Brooks, 1987), Mejor solo que mal acompañado (John Hughes, 1987), Solos con nuestro tío (John Hughes, 1989) o Yo, tu y mama (Chris Columbus, 1991) daba vida de manera brillante a Augie Morosco, un autentico adicto al juego casado con la millonaria Elena, a la que da vida la italiana Ornella Muti, que intentaba asaltar Hollywood gracias a productos como Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) u Oscar ¡Quita las manos! (John Landis, 1991).
El rodaje de la película tuvo lugar en Monte Carlo, Roma y los alpes franceses entre el 20 de febrero y el 3 de mayo de 1991 teniendo un coste de 14 millones de dolares y recaudando a nivel mundial casi 9, convirtiéndose en un fracaso comercial, hecho que propicio que Eugene Levy no volviese a dirigir para cine y se centrase en productos televisivos como las series Maniac Mansion (1992) y The Martin Short Show (1994) o la Tv Movie Sodbusters (1994). 6/10

martes, 21 de abril de 2020

¡Por favor, maten a mi mujer! (Jim Abrahams, David & Jerry Zucker, 1986)


Jim Abrahams y David y Jerry Zucker siempre habían escrito y dirigido sus propias películas Ahí están Aterriza como puedas (1980) y Top Secret (1984) como prueba, pero cierto día de 1985 apareció en sus vidas Michael Eisner, que acababa de ser nombrado CEO de The Walt Disney Company y les dijo que tenia entre manos un guion que no podían dejar pasar. Los tres amigos no estaban muy por la labor de dirigir proyectos que no fuesen propios, pero tras leer el guion se quedaron fascinados y aceptaron participar en la película
El guion nos presenta a Sam Stone, un magnate de la confección que esta harto de su esposa Barbara, así que urde un plan para matarla con la complicidad de su amante Carol. Pero mira tu por donde que cuando estaba ya decidido a hacerlo aparecen en escena Ken y Sandy Kessler y secuestran a Barbara porque están resentidos con Stone por haberles robado una idea sobre unas nuevas minifaldas con las que se ha enriquecido. Estos le piden una burrada de dinero a Stone o amenazan con matar a Barbara. Stone, mas feliz que una perdiz ve una oportunidad de oro para deshacerse de su mujer sin mancharse las manos así que decide hacer todo lo contrario de lo que le dicen los secuestradores para que estos asesinen a Barbara. A partir de aquí, mucho enredo, disparates varios y giros cada vez mas locos en los que se verán implicados una variopinta fauna de personajes.
Dicho guion estaba escrito por el debutante Dale Launer, que luego se encargaría de los libretos de buenas comedias como Cita a ciegas (Blake Edwards, 1987), Un par de seductores (Frank Oz, 1988) o Mi primo Vinny (Jonathan Lynn, 1992) y llegaría a dirigir en 1992 esa bazofia protagonizada por Sandra Bullock y Tate Donovan llamada Love Potion Nº 9.
De la producción se hicieron cargo Joanna Lancaster, que había debutado como tal el año anterior con la comedia protagonizada por Ted Danson y Margot Kidder Pequeño tesoro. Michael Peyser, productor de películas de Woody Allen como La comedia sexual de una noche de verano (1982), Zelig (1983), Broadway Danny Rose (1984) o de la magnifica F/X, Efectos mortales (Robert Mandel, 1986) y la fallida Speed 2 (Jan de Bont, 1997), Richard Wagner, en la que seria la primera de sus dos únicas incursiones en la producción, la otra seria la anteriormente citada Pequeño tesoro y del que fuese presidente de CBS Records Walter Yetnikoff, que tras esta película no volvió a poner pasta en ninguna otra. Los cuatro trabajaron bajo las ordenes de Silver Screen Partners II, productora de las ochenteras Taron y el caldero mágico (Ted Berman, 1985), El color del dinero (Martin Scorsese, 1986) o Procedimiento ilegal (John Badham, 1987) y sobre todo bajo la atenta lupa de Disney que con su reciente filial Touchstone Pictures soltó los 13 millones de dolares que tuvo de presupuesto.
Para la fotografía principal se contrataron los servicios del (para mi) maestro Jan de Bont, director de fotografía de excelentes películas como Los señores del acero (Paul Verhoeven, 1985), La joya del Nilo (Lewis Teague, 1985), Jungla de cristal (John McTiernan, 1988), Black Rain (Ridley Scott, 1989), La caza del Octubre Rojo (John McTiernan, 1990) o Instinto básico (Paul Verhoeven, 1992) y director de dos clásicos noventeros como Speed (1994) y Twister (1996).
De la banda sonora se hizo cargo el francés Michel Colombier, compositor de bandas sonoras de películas como la mítica Esta casa es una ruina (Richard Benjamin, 1986), El chico de oro (Michael Ritchie, 1986), ¿Quien es Harry Crumb? (Paul Flaherty, 1989), New Jack City (Mario Van Peebles, 1991) o el infame pero reivindicable vehículo de acción diseñado para el lucimiento de Pamela Anderson Barb Wire (David Hogan, 1996). Ademas, la película cuenta con un tema principal “Ruthless People Theme” interpretado por Mick Jagger y canciones de Kool & The Gang, Luther Vandross, Billy Joel y Bruce Springsteen.
La película se rodó entre el 8 de enero y el 1 de marzo de 1986 en localizaciones de Los Ángeles, Venice y Santa Mónica y como hemos dicho antes contó con un presupuesto de 13 millones de dolares recaudando la friolera de 71 millones en todo el mundo, dejando unas ganancias para el estudio de aproximadamente 22 millones, convirtiéndose en un inesperado éxito para todos los implicados. Incluso se rumorea que Danny DeVito y Bette Midler se telefoneaban antes del estreno convencidos de que habían participado en un autentico bodrio el cual supondría el fin de sus carreras.
Para la elección del cast se ficho a Ellen Chenoweth, directora de casting en producciones como la magnifica El Mejor (Barry Levinson, 1984), el debut de Robert De Niro en la direccion, Una historia del Bronx (1993), la maravillosa Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995), El Negociador (Thomas Carter, 1997) con un Eddie Murphy dando sus ultimas bocanadas de éxito antes de su caída en el abismo de los fracasos y los personajes duplicados y de látex, la interesante Esfera (Barry Levinson, 1998) o la divertida Una terapia peligrosa (Harold Ramis, 1999).
Para el papel de Sam Stone se contrato a Danny DeVito, que estaba recién salido de los rodajes de La joya del Nilo (Lewis Teague, 1985), Dinero y poder (Ken Finkleman, 1985) y Dos tipos geniales (Brian De Palma, 1986) y que tan solo un año después nos ofrecería como director la maravillosa comedia negra Tira a mama del tren (1987).
Para el papel de Barbara, la esposa secuestrada, se eligió originalmente a Madonna, pero debido a diferencias artísticas entre la cantante y el director, el papel finalmente recayó en la cantante y actriz Bette Midler que acababa de estrenar Un loco suelto en Hollywood (Paul Mazursky, 1986) y que durante esos años encadenaría éxitos como Increíble suerte (Arthur Hiller, 1987), Ensalada de gemelas (1988) de nuevo a las ordenes de Jim Abrahams y Eternamente amigas (Garry Marshall, 1988). Judge Reinhold y Helen Slater darían vida a la pareja secuestradora. Reinhold estaba en la cresta de la ola gracias al éxito de Superdetective en Hollywood (Martin Brest, 1984) y Slater le andaba a la zaga tras su encarnación de Kara Zor-El en Supergirl (Jeannot Szwarc, 1984) y de Billie Jean en La leyenda de Billie Jean (Matthew Robbins, 1985). El papel de Carol, la amante chantajista de Stone fue a parar a Anita Morris, que había trabajado en el videoclip de The Rolling Stones “She was hot”, en el drama criminal Ciudad Peligrosa (Michelle Manning, 1986) junto a Judd Nelson y Ally Sheedy y en el drama musical Principiantes (Julien Temple, 1986). Bill Pullman, que tan solo había trabajado en un episodio de la serie de televisión Cagney & Lacey (1986) hizo su debut en cine con el papel de Earl, el maleante amante y cómplice de Carol y para finalizar mencionar a Art Evans, que no es un actor muy conocido pero al que le tengo cierto aprecio gracias a su intervención en películas como Noche de miedo (Tom Holland, 1985), La jungla 2: Alerta Roja (Renny Harlin, 1990) o El tiempo de los intrusos (Walter Hill, 1992).
Pese a no ser una comedia descacharrante si que es tremendamente entretenida, tiene un ritmo vertiginoso que en ningún momento aburre, crece exponencialmente con cada aparición de DeVito y Midler (lastima que no compartan mas escenas) y te mantiene con la sonrisa en la boca gracias a su disparatado guion. Muy recomendable. 6/10

sábado, 18 de abril de 2020

La Pantera Rosa (Blake Edwards, 1963)


Tras el éxito de Operación Pacifico (1959), Desayuno con diamantes (1961) y Días de vino y rosas (1962), el director Blake Edwards unió fuerzas de nuevo junto al guionista Maurice Richlin, con quien ya había trabajado en Operación Pacifico y que venia de participar en las comedias Todo en una noche (Joseph Anthony, 1961) y Cuando llegue septiembre (Robert Mulligan, 1961) para escribir el libreto de lo que seria “una comedia sofisticada sobre un encantador ladrón de joyas urbano” o en otras palabras La Pantera Rosa.
La trama, una mezcla entre cine de robos, comedia disparatada y localizaciones exóticas al estilo James Bond nos presenta a La Pantera Rosa, una preciada joya tras la que esta al acecho un ladrón internacional conocido como El Fantasma. Dicha joya esta en posesión de una princesa hindú llamada Dala. En una estación de esquí en Italia coincidirán tanto Dala, como la famosa joya, un rico playboy ingles llamado Sir Charles Lytton y un torpe inspector de policía francés de nombre Clouseau que cree que tras El Fantasma se esconde el rico playboy.
De la producción se hicieron cargo Martin Jurow, que se había estrenado como productor tres años atrás con la estupenda El árbol del ahorcado (Delmer Daves, 1959) y que nos dejaría clásicos como La carrera del siglo (1965), también con Edwards o la lacrimogena La fuerza del cariño (James L. Brooks, 1983) junto a Walter Mirisch, famoso productor de Hollywood que bajo su sello The Mirisch Company produjo peliculones como Con faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959), Los siete magníficos (John Sturges, 1960), West side story (Robert Wise, 1961) o La gran evasión (John Sturges, 1963). Con el presupuesto cerrado se centraron en contratar al equipo técnico De la fotografía se haría cargo Philip H. Lathrop, que venia de trabajar con Edwards en la anteriormente citada Días de vino y rosas y que durante los años setenta trabajo en películas de catástrofes como Aeropuerto 75 (Jack Smight, 1974), Aeropuerto 77 (Jerry Jameson, 1977), Aeropuerto 80 (David Lowell Rich, 1979) o Terremoto (Mark Robson, 1974) y nos dejo un clasicazo como Driver (Walter Hill, 1978). La banda sonora recayó en las manos del gran Henry Mancini, que también venia de colaborar con Edwards en Operación Pacifico, Desayuno con diamantes y Días de vino y rosas ademas de componer la música de dos obras imperecederas como ¡Hatari! (Howard hawks, 1962) y Charada (Stanley Donen, 1963) y que dejo un tema principal (“The Pink Panther Theme”) inolvidable.
El rodaje tuvo lugar entre Italia (Cortina D´Ampezzo, Roma y los Estudios Cinecittà), Paris y Los Ángeles (Hollywood Boulevard).
Dicho lo cual, pasemos al apartado actoral. La película en un principio iba a ser un vehículo de lucimiento para David Niven, que venia de encadenar exitazos como Los cañones de Navarone (J. Lee Thompson, 1961) o 55 días en Pekin (Nicholas Ray, 1963). Sin embargo, la representación de Peter Sellers como el inspector Clouseau fue de tal impacto que se convirtió en la autentica estrella de la película y sus secuelas. Y eso que el papel de Clouseau iba a ser originalmente para Peter Ustinov, incluso llego a rodar escenas, pero durante el rodaje tuvo un enfrentamiento con la productora y abandono el proyecto, acabando el tema en los tribunales. Así fue como Peter Sellers se incorporo a la producción y de ahí a cuatro películas mas como inspector Clouseau. Cinco si contamos Tras la pista de la Pantera Rosa (Blake Edwards, 1982) en la que no participo debido a que había fallecido un par de años antes, pero en la cual se utilizan imágenes de archivo suyas como Clouseau. Hay que decir que inicialmente el personaje de Clouseau iba a ser un inspector de policía al uso, pero tras conocerse Edwards y Sellers y hablar sobre su amor incondicional por comediantes como Buster Keaton y Harlod Lloyd acordaron cambiar el personaje de Clouseau e incorporarle la bufonada a su forma de ser.
Para el papel de Simone Clouseau se barajaron varias opciones; una de ellas fue la francesa Brigitte Bardot, que venia de rodar con Louis Malle y Roger Vadim Una vida privada (1962) y Le repos du guerrier (1962) y rechazo el proyecto para rodar junto a Jean-Luc Godard la maravillosa El desprecio (1963). Tras la negativa de Bardot se le ofreció el papel a Janet Leigh, que estaba recién salida de dos pepinazos como Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) y El mensajero del miedo (John Frankenheimer, 1962), pero también rechazo el papel debido a que se había casado recientemente con su cuarto esposo Robert Brandt y no quería alejarse de su familia e irse a rodar fuera de los Estados Unidos. Los productores decidieron entonces ir a por Ava Gardner que en ese momento solo tenia en su agenda el próximo rodaje de 55 días en Pekin (Nicholas Ray, 1963) y Gardner acepto, pero a falta de un par de semanas para el inicio del rodaje sus demandas personales y su estilo de vida errático (por no decir alcohólico) hicieron que los productores se lo pensasen mejor y le diesen puerta. Fue entonces, cuando a la desesperada, se contrato a la actriz francesa Capucine, que venia de estrenar con éxito La gata negra (Edward Dmytryk, 1962) y El león (Jack Cardiff, 1962) para que interpretara a la esposa de Clouseau y cómplice de El Fantasma.
Para el papel de la princesa Dala se considero a Cyd Charisse, que venia de estrenar el drama Dos semanas en otra ciudad (Vincente Minnelli, 1962) junto a Kirk Douglas y Edward G. Robinson, pero declino la oferta y se alejo del mundo de la actuación hasta que tres años después volvió en El secreto de Bill North (Silvio Amadio, 1965). También declino la oferta Nancy Kwan, que venia de cosechar un gran éxito gracias a El mundo de Suzie Wong (Richard Quine, 1960) y el musical Prometidas sin novio (Henry Koster, 1961). En ese punto de la preproducción, Blake Edwards quería a toda costa a Audrey Hepburn para el papel, pero esta también declino la oferta, eso si, recomendó a su amiga Claudia Cardinale para el papel. Esta, pese a no hablar ni una palabra de ingles (fue doblada por Gale Garnett) acepto el papel y gracias al éxito de la película en todo el mundo y a los estrenos de las también exitosas Fellini 8 ½ (Federico Fellini, 1963) y El gatopardo (Luchino Visconti, 1963) ese mismo año, su carrera despego internacionalmente.
Y, para acabar, un par de datos mas; Todo el mundo conoce la serie de animación de La Pantera Rosa, pero puede que alguno no sepa que todo viene de aquí. Para los créditos de inicio de la película Blake Edwards sintió que si los creaban de manera animada la película saldría beneficiada. David H. DePatie y Friz Freleng decidieron personificar la joya homónima de la película y tras enseñarle a Edwards mas de cien bocetos de panteras se decidió por el que conocemos hoy en día Dicho personaje tuvo tanto éxito que al año siguiente se estreno en cine su primer corto The Pink Phink (1964) al que seguirían muchísimos mas durante años. Y ahora si, el ultimo dato y algo mas personal. No podía acabar esta reseña sin hablar de la bellisima actriz, cantante, bailarina y modelo Fran Jeffries, que tiene un brevisimo papel en la película pero que se luce de manera escandalosa en un magnifico numero musical en el que interpreta la canción “Meglio stasera (It Had Better Be Tonight)”.
Desde siempre me ha gustado esta película y vista hoy en día no pierde nada, cierto es que no estamos aquí ante una comedia descacharrante (cosa que a mas de uno tirara para atrás durante su visionado) pero a mi me funciona a las mil maravillas. El reparto esta genial, desde David Niven hasta Peter Sellers y pasando por Capucine y Cardinale (puede que esta luzca menos), la ambientación y sobretodo el diseño de producción son espectaculares (me encanta ese ambiente de estación de esquí) y tiene escenas que por lo menos a mi se me quedan marcadas a fuego, destacando sobre todas la larga secuencia de enredo en la habitación de hotel de Clouseau mientras su mujer intenta ocultar a su amante de su marido. Simplemente brillante. En fin, que pese a no estar sacándote carcajadas a cada minuto si que te mantiene durante todo el metraje con una sonrisa en la boca. Ahora iré a por las secuelas, de las que no recuerdo prácticamente nada, así que ya veremos como continua esto. 7/10

viernes, 10 de abril de 2020

Zandalee (Sam Pillsbury, 1991)



Entretenidillo (aunque cutre-salchichero) drama eroticofestivo dirigido por Sam Pillsbury, cuyo momento de gloria cinematográfico fue dirigir Liberad a Willy 3: El rescate (1997). La película fue producida por William Blaylock, productor de la comedia ochentera Grandview, USA (Randal Kleiser, 1984) con Jamie Lee Curtis, C. Thomas Howell y Patrick Swayze o la basurilla Hollywood Palms (Jeffrey Nachmanoff, 2001) junto a Eyal Rimmon, que ejerció como productor en la grandisima El Americano Impasible (Phillip Noyce, 2002) o el drama de misterio Toda la verdad (Courtney Hunt, 2016) interpretado por Keanu Reeves. Todo bajo el amparo de la Incorporated Television Company, artifice de películas como El puente de Casandra (George P. Cosmatos, 1976), En compañía de lobos (Neil Jordan, 1984), Carretera al infierno (Robert Harmon, 1986) o La ultima seducción (John Dahl, 1994). Para escribir el guion de la película se contrataron los servicios de Mari Kornhauser, guionista de Nueva Orleans con escaso recorrido mas allá de esta película y Housebond (2000) que escribió y dirigió ya que a raíz del huracán Katrina encamino su trabajo hacia el periodismo y el trabajo de campo volviendo a la ficción solo para colaborar en unos episodios de la serie Treme, que ademas de la música, trataba sobre las consecuencias de dicho huracán en la ciudad de Nueva Orleans.
La trama nos presenta el típico trío que acaba malamente. Thierry Martin (Judge Reinhold) siempre había soñado con ser un gran poeta, pero tras el fallecimiento de su padre no le queda mas remedio que hacerse cargo de la empresa familiar dejando de lado su pasión Su mujer, Zandalee (Erika Anderson) tiene una pequeña tienda de ropa y se siente frustrada ya que su marido no le da candela debido a que no es feliz con su vida. Cierto día aparece en sus vidas un antiguo amigo de Thierry llamado Johnny (Nicolas Cage). Johnny, como Thierry, siempre había querido ser artista y se dedica a la pintura, pero sus aires de artista le impiden poner a la venta sus cuadros por lo que sobrevive a base de prestamos de malas compañías. Poco a poco, Johnny y Zandalee iniciaran una relación sexual a espaldas de Thierry ya que Johnny esta decidido a darle a la mujer de su amigo lo que este no es capaz de darle... ¡Maaaambo! y como no podía ser de otra manera el asunto acabara explotando.
De la intrascendente banda sonora se hizo cargo Dan Wool, cuyo mayor logro es haber convencido al director Alex Cox para participar en varias películas suyas como Sid y Nancy (1986), El Ganador (1996) o Three Businessmen (1998).
Para fotografiar la película se contaron con los servicios de Walt Lloyd, director de fotografía de películas interesantes como Sexo, Mentiras y Cintas de Video (Steven Soderbergh, 1989), un clásico de mi juventud como Rebelión en las ondas (Allan Moyle, 1990), aquella divertida chorrada con Nicolas Cage y Samuel L. Jackson llamada Atrapen al ladrón ¿Al blanco o al negro? (E. Max Frye, 1993) o el clásico navideño con el gran Tim Allen, ¡Vaya Santa Claus! (John Pasquin, 1994).
Vamos a por el cast, que es mas interesante que el apartado técnico Para interpretar a Thierry, el poeta frustrado el departamento de casting contrató al bueno de Judge Reinhold, actor al que le tengo mucho cariño ya que me ha acompañado durante toda mi juventud gracias a películas como Persecución Implacable (Paul Glicker, 1980), El Pelotón Chiflado (Ivan Reitman, 1981), Aquel Excitante Curso (Amy Heckerling, 1982), Gremlins (Joe Dante, 1984), la trilogía de Superdetective En Hollywood, Policía Por Error (Michael Dinner, 1986), Por favor, maten a mi mujer (Jim Abrahams, David Zucker, 1986), Viceversa (Brian Gilbert, 1988) o Un cadáver divertido (Maurice Phillips, 1990) pero que para esta época (principios de los 90) ya empezaba a notarse su declive. Pese a todo, en esta Zandalee me sigue gustando como siempre y creo que hace un buen papel, a partir de aquí ya todo fue cuesta abajo y le fui perdiendo la pista poco a poco.
Para el papel de Zandalee, esposa de Thierry, amante de Johnny y (supuesta) protagonista del film, o eso se desprende del titulo se ficho a la guapísima ex-modelo Erika Anderson, que venia de hacer un pequeño papel en la serie Twin Peaks y que los mas cafeteros recordaran por su papel de Greta en Pesadilla en Elm Street 5: El niño de los sueños (Stephen Hopkins, 1989). La verdad es que la Anderson esta para mojar pan y gracias a su presencia (y sus desinhibidos desnudos) la película sube enteros, pero también es cierto que como actriz deja mucho que desear, da igual que este pegando un polvazo que comiéndose una lata de mejillones, su expresión facial apenas varia. Se entiende entonces que por muy buena que estuviese acabase estancando su carrera en sub-productos televisivos como Shadows of the past (Gabriel Pelletier, 1991), Visitors from the unknown (Penelope Spheeris, 1991) o Temblor (Louis Morneau, 1992). Una lastima, pero en fin, siempre nos quedaran sus escenas en esta película y siempre podremos contemplar su joven, esbelto y desnudo cuerpo.
Para el papel del artista de la pintura y obseso sexual se requirieron los servicios de un Nicolas Cage que llevaba prácticamente una década en la cresta de la ola gracias a sus apariciones en películas como La ley de la calle (Francis Ford Coppola, 1983), Adiós a la inocencia (Richard Benjamin, 1984), Birdy (Alan Parker, 1984), Peggy Sue se caso (Francis Ford Coppola, 1986), Arizona baby (Joel & Ethan Coen, 1987) o Corazón salvaje (David Lynch, 1990) y para entonces estaba recién salido de su primer asalto al cine de acción de la mano de David Green y Pájaros de fuego (1990). Asalto que seria definitivo unos años mas tarde gracias a su participación en La Roca (Michael Bay, 1996), Con Air (Simon West, 1997) y Cara a cara (John Woo, 1997). Y, para completar el reparto añadir a tres actores que aquí tuvieron papeles casi residuales pero que hoy en día son bastante reconocidos: Joe Pantoliano, que había salido en infinidad de series y películas como Risky Business (Paul Brickman, 1983), Llamada a un reportero (Phillip Borsos, 1985), Los Goonies (Richard Donner, 1985), La Bamba (Luis Valdez, 1987) o El imperio del sol (Steven Spielberg, 1987) y que interpreta a Gerri, el amigo gay de Zandalee. Steve Buscemi, que al año siguiente empezaría a despuntar gracias a su papel de Sr. Rosa en Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992) y Marisa Tomei, que interpreta a un ligue del personaje de Johnny y que al igual que Buscemi lo petaría al año siguiente gracias a su interpretación en Mi primo Vinny (Jonathan Lynn, 1992) por la que gano el Oscar a mejor actriz de reparto.
A ver, Zandalee es la típica película que se deja ver la mar de bien si eres un adolescente y la pillas una noche en la televisión y la soledad de tu habitación Pero mas allá de ver a unos cuantos actores en sus inicios en la industria, una Nueva Orleans muy bien fotografiada y algunas escenas de sexo bastante decente, tampoco hay nada que no se haya visto antes (y después) y mucho mejor. 5/10

martes, 7 de abril de 2020

El Último Tango En París (Bernardo Bertolucci, 1972)



Dos años después de estrenar La estrategia de la araña (1970) y El conformista (1970) a Bernardo Bertolucci le entraron ganas de plasmar en la gran pantalla una de sus fantasías sexuales, según sus propias palabras: “una vez soñé con ver a una bella mujer sin nombre en la calle y tener relaciones sexuales con ella, sin saber quien era”. Como no le bastaba con menearse la sardina acudió al productor napolitano Alberto Grimaldi para exponerle un borrador sobre la trama de la película que quería rodar. Grimaldi, que venia de producir Los amores de Lady Hamilton (Christian-Jaque, 1968), Fellini satiricon (Federico Fellini, 1969) y El decameron (Pier Paolo Pasolini, 1971) vio una buena oportunidad para hacerse un pajote en su sala de proyección privada y acepto encantado pero le dijo a Bertolucci que ese borrador había que limarlo y dejarlo listo para la eyaculación. Para ello se contrataron los servicios de Franco Arcalli (que también ejercería como asistente del director y editor) y Agnes Varda para que puliesen el guion de Bertolucci. Arcalli había escrito el libreto de Dos menos uno, tres (Giulio Questi, 1968) y estaba rematando el de Arcana (1972) también con Questi y la cineasta AgnesVarda que estaba recién salida de dirigir y escribir Lions love (1969) y la Tv Movie Nausicaa (1971) se encargó de adaptar los diálogos franceses del guion junto al actor y escritor ocasional Jean-Louis Trintignant.
La trama nos presentaba a Paul (Marlon Brando), un americano residente en Paris que se ve sometido a una profunda crisis existencial tras el suicidio de su mujer. Por aquellas de la vida, un buen día su camino se cruza con el de Jeanne (Maria Schneider) una joven aspirante a actriz que esta buscando un piso para vivir junto a su pareja. Entre ambos surgirá una atracción malsana que cambiara sus vidas. Mas o menos.
De financiar la película, que tendría un coste de 1.250.000 dolares, se hicieron cargo a modo de coproducción entre Italia y Francia la productora Francesa Les Productions Artistes Associés, encargada de películas como El Tren (John Frankenheimer, 1964), Saló o los 120 días de Sodoma (Pier Paolo Pasolini, 1975) o el Bond Moonraker (Lewis Gilbert, 1979) y la italiana Produzioni Europee Asociate, productora de los clasicazos La muerte tenia un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966) de Sergio Leone o la grandisima comedia ¿Que ocurrió entre mi padre y tu madre? (Billy Wilder, 1972) y la distribución correría a cargo de la United Artist.
Una vez con la pasta sobre la mesa se busco un diseñador de producción, la tarea recayó en manos de Philippe Turlure, que no tenia experiencia como diseñador de producción pero si había trabajado en el departamento artístico en películas como el interesante noir (o polar) francés El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967) con Alain Delon y la guapa Nathalie Delon, el drama criminal El clan de los sicilianos (Henri Verneuil, 1969), el drama romántico Un soplo en el corazón (Louis Malle, 1971) o El conformista (1970) junto al propio Bertolucci y que también ejercería labores de decorador.
Del vestuario se hizo cargo la italiana Rosa Chiari Solari, mas conocida en el mundillo como Gitt Magrini, que también había colaborado anteriormente con Bertolucci y se había hecho cargo del vestuario en producciones como Rafael, el libertino (Michel Deville, 1971), Angustia de un querer (Nadine Trintignant, 1971) o Las dos inglesas y el amor (François Truffaut, 1971). Ademas del vestuario, Magrini tuvo un pequeño papel en la película interpretando a la madre de la protagonista.
Para encargarse de la fotografía principal se contrato a Vittorio Storaro, que ya había trabajado con Bertolucci en las anteriormente citadas La estrategia de la araña y El conformista, ademas de marcarse un Giallo junto a Dario Argento en El pájaro de las plumas de cristal (1970) y que mas tarde lo petaría con trabajos en Apocalypse now (Francis Ford Coppola, 1979), Lady halcón (Richard Donner, 1985), El ultimo emperador (1987) de nuevo a las ordenes de Bertolucci, Dick Tracy (Warren Beatty, 1990) o recientemente colaborando junto a Woody Allen en Cafe Society (2016), Wonder Wheel (2017) o Día de lluvia en Nueva York (2019).
Para componer la banda sonora se pensó en el compositor argentino de tangos Astor Piazzolla, pero tras escuchar unas cuantas demos Bertolucci cambio de idea y requirió los servicios de Gato Barbieri ya que pensó que darle pinceladas de saxofón dotaría a la película de sensaciones mas ricas y sensuales. Barbieri venia de componer la banda sonora en películas como el drama El perseguidor (Osias Wilenski, 1965), Amore, amore (Alfredo Leonardi, 1968) o la cutrez dirigida por Michael Winner, El poder del fuego (1979) que juntaba a James Coburn, Sophia Loren y O.J. Simpson. Y de los arreglos y la dirección de encargo Oliver Nelson que doto a la música de tonos jazzisticos de suspense, una orquestacion melancólica y tangos que se ajustasen al aire de anhelo erótico y desesperado de la película
En cuanto al reparto decir que en un principio Bertolucci quería para los papeles protagonistas de Paul y Jeanne a Jean-Louis Trintignant y Dominique Sanda pero ambos rechazaron su propuesta. Trintignant porque tenia tres proyectos en marcha: Como liebre acosada (René Clément, 1972), El atentado (Yves Boisset, 1972) y Funeral en Los Ángeles (Jacques Deray, 1972) aun así le dio tiempo para colaborar como corrector de diálogos y Dominique Sanda declino la oferta debido a que estaba embarazada.
Tras la negativa de Sanda se le ofreció el papel de Jeanne a Catherine Deneuve, pero también lo rechazo por problemas de agenda ya que estaba inmersa en los rodajes de Crónica negra (Jean-Pierre Melville, 1972) y Liza (Marco Ferreri, 1972). Poco después se presento al casting (y no lo paso) Sylvia Kristel, por aquel entonces una joven desconocida pero que un par de años mas tarde lo petaría a nivel mundial gracias a su papel en Emmanuelle (Just Jaeckin. 1974) convirtiéndose en un mito sexual en medio planeta. Y en esas que apareció por el casting la joven (22 años) francesa Maria Schneider que tan solo tenia en su filmografia cuatro títulos (dos de ellos sin acreditar) y se hizo con el papel. Años después Schneider dijo durante una entrevista que hacer esta película fue el único arrepentimiento de su vida, que "arruinó su vida", y consideró al director Bernardo Bertolucci un "gángster y un proxeneta". Según dijo, la infame "escena de la mantequilla" nunca estuvo en el guión y fue improvisada en el último minuto por Marlon Brando y Bernardo Bertolucci, sin consultarla. Bertolucci lo confirmó durante una gira de promoción Dijo que no le dijo a Schneider que el personaje de Brando usaría la mantequilla como lubricante en la escena de violación de la película "porque quería su reacción como niña, no como actriz. Quería que ella reaccionara humillada".
Para el papel de Paul se tanteo tanto a Alain Delon como a Jean-Paul Belmondo, pero ambos rechazaron el papel. Delon prefirió centrarse en El asesinato de Trotsky (Joseph Losey, 1972) y La primera noche de la quietud (Valerio Zurlini, 1972) y Belmondo paso de guarrerias y prefirió aceptar las ofertas para rodar una comedia de mierda junto a Mia Farrow y la voluptuosa Laura Antonelli, Doctor Casanova (Claude Chabrol, 1972) y El clan de los marselleses (José Giovanni, 1972) junto a otra mujer de toma pan y moja como Claudia Cardinale. Tras la negativa de los dos galanes franceses se le ofreció el papel a Warren Beatty, que estaba en la cresta de la ola tras el enorme éxito de Bonnie & Clyde (Arthur Penn, 1967), Los vividores (Robert Altman, 1971) y Dolares (Richard Brooks, 1971) pero también paso de tangos, mantequillas y penetraciones anales. Finalmente se le ofreció el papel a Marlon Brando que había pasado su primera edad dorada con títulos como Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951), ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952), Salvaje (Laslo Benedek, 1953), La ley del silencio (Elia Kazan, 1954), Rebelión a bordo (Lewis Milestone, 1962) o La jauría humana (Arthur Penn, 1966) y que encadenaría este rodaje con otro que también le elevaría a la gloria del cine y daría un nuevo impulso a su carrera: El padrino (Francis Ford Coppola, 1972). Brando acepto pero, eso si, con sus condiciones, por toda la industria era ya conocida la costumbre de Brando de no memorizar sus diálogos y esta vez no iba a ser menos, así que para sus escenas escribió sus lineas de dialogo en tarjetas y cartulinas y las colgó por todo el set, dejando a Bertolucci (y su director de fotografía) con el problema de mantenerlas fuera de marco.
Por todos es sabido que la película fue censurada en varios países, hecho que hizo que los españolitos de la época asediasen la ciudad francesa de Perpiñan para poder gozar con los gemidos y abruptos guturales de Brando y los generosos pechos de Schneider mientras se pelaban la sardina y volvían a sus hogares vacilando de experiencia. Tal escándalo se monto tras su estreno que Bernardo Bertolucci, el productor Alberto Grimaldi, Marlon Brando y Maria Schneider fueron acusados por un tribunal de Bolonia (Italia) por hacer “pornografía ultaritria” y “pansexualismo agravado y gratuito”, por lo que he podido leer (no se si será cierto) todos fueron finalmente absueltos (algunos recibieron sentencias suspendidas de dos meses de prisión) menos Bertolucci que fue desprovisto de sus derechos civiles durante cinco años. Esto no se si creérmelo, pero bueno... que la película siguió su carrera comercial y acabo recaudando un total de casi 37 millones de dolares a nivel internacional (recordemos que tuvo un presupuesto de 1.250.000 dolares) convirtiéndose en un éxito de taquilla y consiguiendo dos nominaciones a los Oscar: Mejor director, que George Roy Hill le arrebato a Bertolucci por El Gople y mejor actor, que Brando perdió frente a Jack Lemmon por su interpretación en Salvad al tigre de John G. Avildsen. Para mi, una interesante aunque sobrevalorada película. 6/10

miércoles, 1 de abril de 2020

Treinta Minutos Para Morir (Avi Nesher, 1991)



Entretenida película de acción con toques de ciencia ficción escrita (escribió el borrador original durante la huelga de guionistas de 1988) y dirigida por el debutante (en el mercado americano ya que antes había dirigido proyectos en su Israel natal) Avi Nesher, que luego dirigiría películas como Doppelganger (1993) con Drew Barrymore o Nervios de acero (1999) con Mario Van Peebles, todas con escaso éxito comercial, por no decir nulo.
La trama, una mezcla entre El mensajero del miedo (John Frankenheimer, 1962), Soldado universal (Roland Emmerich, 1992) y El caso Bourne (Doug Liman, 2002) nos presenta a Eddy Kay, un relojero que tras salvar a una madre y su hijo de un incendio se ve arrastrado por una espiral de violencia ya que sus antiguos jefes, de los que el no se acuerda por un problema de amnesia, van tras el para eliminarlo. Resulta que el bueno de Eddy formó parte en su pasado de un programa secreto de la CIA para lavar el cerebro a soldados y convertirlos en autenticas maquinas de matar. Pero tras una misión en la que Eddy desbarato los planes de sus superiores perdió la memoria tras una explosión. Ahora, con la ayuda de una psicóloga llamada Anna Nolmar deberá averiguar quien es realmente y de paso desbaratar los planes de sus antiguos camaradas para matar al fiscal general de los Estados Unidos.
De poner en marcha el proyecto se hizo cargo Raffaella De Laurentiis con su sello Raffaella Productions, productora de entre otras el drama fantástico con Sam Elliot a la cabeza Prancer (John D. Hancock, 1989), el actioner descafeinado con un Patrick Swayze en las ultimas Black dog (Kevin Hooks, 1998) o la tercera parte (directa a vídeo) de Dragonheart: La maldición del brujo (Colin Teague, 2015) con un Ben Kingsley poniendo el cazo para pagar la hipoteca. Junto a Laurentiis produjeron la película Mike Petzold y Hester Hargett, que en esta hizo las veces de productor asociado pero que ha producido entre otras Dragón, la vida de Bruce Lee (Rob Cohen, 1993), Sky captain y el mundo del mañana (Kerry Conran, 2004) o la película de artes marciales con Jackie Chan y Jet Li El reino prohibido (Rob Minkoff, 2008) y de la distribución se encargo la Metro-Goldwyn-Mayer.
Para componer la banda sonora se contrató a Patrick Leonard, que venia de componer para Madonna y que mas tarde compuso temas para los soundtracks de películas como Twister (Jan de Bont, 1996), Deep blue sea (Renny Harlin, 1999) o Moulin rouge (Baz Luhrmann, 2001) y para la fotografía principal De Laurentiis fichó a Anthony B. Richmond, director de fotografía de Amenaza en la sombra (Nicolas Roeg, 1973), Candyman, el dominio de la mente (Bernard Rose, 1992) o Ravenous (Antonia Bird, 1999).
La película tuvo un coste de 6 millones de dolares (no tengo datos sobre recaudación) y se rodó entre el 16 de abril y el 15 de junio de 1990 entre Valencia (California) y los estudios Universal.
Vamos con el elenco: Para el papel principal el estudio quería contratar o bien a Jean-Claude Van Damme o bien a Chuck Norris pero ambos rechazaron el proyecto. Van Damme estaba inmerso en los rodajes de Lionheart: El luchador (Sheldon Lettich, 1990) y Libertad para morir (Deran Sarafian, 1990) y Chuck Norris decidió centrarse en la producción de Delta Force 2 (Aaron Norris, 1990). El estudio no estaba seguro del potencial de Michael Biehn en la taquilla ya que venia del batacazo de la cojonuda Navy Seals (Lewis Teague, 1990) pero aun así, el director Avi Nesher lo quería a toda costa ya que le había encantado su interpretación en Abbys (James Cameron, 1989). Para demostrarle al estudio su dedicación a la película, Biehn decidió rebajar su salario, a la Metro le gusto el gesto y lo contrataron.
Para el papel de la psicóloga Anna Nolmar se contrato a la actriz inglesa Patsy Kensit (cosa que le pareció extraña a Biehn ya que por aquel entonces Kensit tan solo contaba con 22 años mientras que el tenia 35), que venia de haberlo petado con Arma letal 2 (Richard Donner) un par de años antes y que últimamente andaba un poco de capa caída con productos como El gangster y la corista (Bernard Rose, 1990), Atraco a falda armada (Michael Winner, 1990) o Blue tornado (Antonio Bido, 1991). Raymond St. Jacques, visto en Boinas verdes (John Wayne, 1968) o Están vivos (John Carpenter, 1988) se hizo con el papel del detective Sánchez. Del malo de la función se hizo cargo Richard Jordan, conocido por películas como La fuga de Logan (Michael Anderson, 1976), Dune (David Lynch, 1984) o La caza del Octubre Rojo (John McTiernan, 1990) y de sus secuaces; Blue, Brown, Grey, Redd y Green se hicieron cargo respectivamente Tracy Scoggins, buenorra con piernazas como columnas griegas vista en series como Lois y Clark (1993-1994), Star Trek: Espacio profundo nueve (1995), Babylon 5 (2007) y generosa mostrándonos su escultural cuerpo en pelota picada en series B del palo de Confianza letal (Ruben Preuss, 1988), Play murder for me (Hector Olivera, 1990), Ultimate desires (Lloyd A. Simandl, 1991) o Alien exterminador (Ricardo Jacques Gale, 1993), Billy Blanks, visto en innumerables pelis de acción entre las que destacan Lionheart: El luchador (Sheldon Lettich, 1990) o El ultimo Boy Scout (Tony Scott, 1991), Jim Maniaci, asiduo al cine de Michael Bay con personaje residual en La Roca (1996) y Armageddon (1998), Steven J. Oliver, visto en series como Hospital central (1996), Embrujadas (2006) o Nip/Tuck (2008), Ray Mancini, boxeador y actor ocasional en películas como Doce del patíbulo 4: Misión fatal (Lee H. Katzin, 1988), Águila de acero III (John Glen, 1992) o Cinturón rojo (David Mamet, 2008) y Carlos Palomino, conocido en su casa y por basurillas como Detonator (Garrett Clancy, 1996) o Golpe a traición (Matthew Modine, 1999).
La película no es ninguna maravilla, pero para ser un producto de bajo presupuesto es tremendamente entretenida, va directa al grano, no aburre en ningún momento, tiene unas escenas de acción bastante decentes y pese a que el guion no esta muy desarrollado se deja ver con interés. Añádele el carisma de Michael Biehn y la belleza de Patsy Kensit y tendrás como resultado una pequeña peliculilla muy digna. 5/10