Dos años después de estrenar La
estrategia de la araña (1970) y El conformista (1970) a Bernardo
Bertolucci le entraron ganas de plasmar en la gran pantalla una de
sus fantasías sexuales, según sus propias palabras: “una vez soñé
con ver a una bella mujer sin nombre en la calle y tener relaciones
sexuales con ella, sin saber quien era”. Como no le bastaba con
menearse la sardina acudió al productor napolitano Alberto Grimaldi
para exponerle un borrador sobre la trama de la película que quería
rodar. Grimaldi, que venia de producir Los amores de Lady Hamilton
(Christian-Jaque, 1968), Fellini satiricon (Federico Fellini, 1969) y
El decameron (Pier Paolo Pasolini, 1971) vio una buena oportunidad
para hacerse un pajote en su sala de proyección privada y acepto
encantado pero le dijo a Bertolucci que ese borrador había que
limarlo y dejarlo listo para la eyaculación. Para ello se
contrataron los servicios de Franco Arcalli (que también ejercería
como asistente del director y editor) y Agnes Varda para que puliesen
el guion de Bertolucci. Arcalli había escrito el libreto de Dos
menos uno, tres (Giulio Questi, 1968) y estaba rematando el de Arcana
(1972) también con Questi y la cineasta AgnesVarda que estaba recién
salida de dirigir y escribir Lions love (1969) y la Tv Movie Nausicaa
(1971) se encargó de adaptar los diálogos franceses del guion junto
al actor y escritor ocasional Jean-Louis Trintignant.
La trama nos presentaba a Paul (Marlon
Brando), un americano residente en Paris que se ve sometido a una
profunda crisis existencial tras el suicidio de su mujer. Por
aquellas de la vida, un buen día su camino se cruza con el de Jeanne
(Maria Schneider) una joven aspirante a actriz que esta buscando un
piso para vivir junto a su pareja. Entre ambos surgirá una atracción
malsana que cambiara sus vidas. Mas o menos.
De financiar la película, que tendría
un coste de 1.250.000 dolares, se hicieron cargo a modo de
coproducción entre Italia y Francia la productora Francesa Les
Productions Artistes Associés, encargada de películas como El Tren
(John Frankenheimer, 1964), Saló o los 120 días de Sodoma (Pier
Paolo Pasolini, 1975) o el Bond Moonraker (Lewis Gilbert, 1979) y la
italiana Produzioni Europee Asociate, productora de los clasicazos La
muerte tenia un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966) de
Sergio Leone o la grandisima comedia ¿Que ocurrió entre mi padre y
tu madre? (Billy Wilder, 1972) y la distribución correría a cargo
de la United Artist.
Una vez con la pasta sobre la mesa se
busco un diseñador de producción, la tarea recayó en manos de
Philippe Turlure, que no tenia experiencia como diseñador de
producción pero si había trabajado en el departamento artístico en
películas como el interesante noir (o polar) francés El silencio de
un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967) con Alain Delon y la guapa
Nathalie Delon, el drama criminal El clan de los sicilianos (Henri
Verneuil, 1969), el drama romántico Un soplo en el corazón (Louis
Malle, 1971) o El conformista (1970) junto al propio Bertolucci y que
también ejercería labores de decorador.
Del vestuario se hizo cargo la italiana
Rosa Chiari Solari, mas conocida en el mundillo como Gitt Magrini,
que también había colaborado anteriormente con Bertolucci y se
había hecho cargo del vestuario en producciones como Rafael, el
libertino (Michel Deville, 1971), Angustia de un querer (Nadine
Trintignant, 1971) o Las dos inglesas y el amor (François Truffaut,
1971). Ademas del vestuario, Magrini tuvo un pequeño papel en la
película interpretando a la madre de la protagonista.
Para encargarse de la fotografía
principal se contrato a Vittorio Storaro, que ya había trabajado con
Bertolucci en las anteriormente citadas La estrategia de la araña y
El conformista, ademas de marcarse un Giallo junto a Dario Argento en
El pájaro de las plumas de cristal (1970) y que mas tarde lo petaría
con trabajos en Apocalypse now (Francis Ford Coppola, 1979), Lady
halcón (Richard Donner, 1985), El ultimo emperador (1987) de nuevo a
las ordenes de Bertolucci, Dick Tracy (Warren Beatty, 1990) o
recientemente colaborando junto a Woody Allen en Cafe Society (2016),
Wonder Wheel (2017) o Día de lluvia en Nueva York (2019).
Para componer la banda sonora se pensó
en el compositor argentino de tangos Astor Piazzolla, pero tras
escuchar unas cuantas demos Bertolucci cambio de idea y requirió los
servicios de Gato Barbieri ya que pensó que darle pinceladas de
saxofón dotaría a la película de sensaciones mas ricas y
sensuales. Barbieri venia de componer la banda sonora en películas
como el drama El perseguidor (Osias Wilenski, 1965), Amore, amore
(Alfredo Leonardi, 1968) o la cutrez dirigida por Michael Winner, El
poder del fuego (1979) que juntaba a James Coburn, Sophia Loren y
O.J. Simpson. Y de los arreglos y la dirección de encargo Oliver
Nelson que doto a la música de tonos jazzisticos de suspense, una
orquestacion melancólica y tangos que se ajustasen al aire de anhelo
erótico y desesperado de la película
En cuanto al reparto decir que en un
principio Bertolucci quería para los papeles protagonistas de Paul y
Jeanne a Jean-Louis Trintignant y Dominique Sanda pero ambos
rechazaron su propuesta. Trintignant porque tenia tres proyectos en
marcha: Como liebre acosada (René Clément, 1972), El atentado (Yves
Boisset, 1972) y Funeral en Los Ángeles (Jacques Deray, 1972) aun
así le dio tiempo para colaborar como corrector de diálogos y
Dominique Sanda declino la oferta debido a que estaba embarazada.
Tras la negativa de Sanda se le ofreció
el papel de Jeanne a Catherine Deneuve, pero también lo rechazo por
problemas de agenda ya que estaba inmersa en los rodajes de Crónica
negra (Jean-Pierre Melville, 1972) y Liza (Marco Ferreri, 1972). Poco
después se presento al casting (y no lo paso) Sylvia Kristel, por
aquel entonces una joven desconocida pero que un par de años mas
tarde lo petaría a nivel mundial gracias a su papel en Emmanuelle
(Just Jaeckin. 1974) convirtiéndose en un mito sexual en medio
planeta. Y en esas que apareció por el casting la joven (22 años)
francesa Maria Schneider que tan solo tenia en su filmografia cuatro
títulos (dos de ellos sin acreditar) y se hizo con el papel. Años
después Schneider dijo durante una entrevista que hacer esta
película fue el único arrepentimiento de su vida, que "arruinó
su vida", y consideró al director Bernardo Bertolucci un
"gángster y un proxeneta". Según dijo,
la infame "escena de la mantequilla" nunca estuvo en el
guión y fue improvisada en el último minuto por Marlon Brando y
Bernardo Bertolucci, sin consultarla. Bertolucci lo confirmó durante
una gira de promoción Dijo que no le dijo a Schneider que el
personaje de Brando usaría la mantequilla como lubricante en la
escena de violación de la película "porque quería su reacción
como niña, no como actriz. Quería que ella reaccionara humillada".
Para el papel de Paul se tanteo tanto a
Alain Delon como a Jean-Paul Belmondo, pero ambos rechazaron el
papel. Delon prefirió centrarse en El asesinato de Trotsky (Joseph
Losey, 1972) y La primera noche de la quietud (Valerio Zurlini, 1972)
y Belmondo paso de guarrerias y prefirió aceptar las ofertas para
rodar una comedia de mierda junto a Mia Farrow y la voluptuosa Laura
Antonelli, Doctor Casanova (Claude Chabrol, 1972) y El clan de los
marselleses (José Giovanni, 1972) junto a otra mujer de toma pan y
moja como Claudia Cardinale. Tras la negativa de los dos galanes
franceses se le ofreció el papel a Warren Beatty, que estaba en la
cresta de la ola tras el enorme éxito de Bonnie & Clyde (Arthur
Penn, 1967), Los vividores (Robert Altman, 1971) y Dolares (Richard
Brooks, 1971) pero también paso de tangos, mantequillas y
penetraciones anales. Finalmente se le ofreció el papel a Marlon
Brando que había pasado su primera edad dorada con títulos como Un
tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951), ¡Viva Zapata! (Elia
Kazan, 1952), Salvaje (Laslo Benedek, 1953), La ley del silencio
(Elia Kazan, 1954), Rebelión a bordo (Lewis Milestone, 1962) o La
jauría humana (Arthur Penn, 1966) y que encadenaría este rodaje con
otro que también le elevaría a la gloria del cine y daría un nuevo
impulso a su carrera: El padrino (Francis Ford Coppola, 1972). Brando
acepto pero, eso si, con sus condiciones, por toda la industria era
ya conocida la costumbre de Brando de no memorizar sus diálogos y
esta vez no iba a ser menos, así que para sus escenas escribió sus
lineas de dialogo en tarjetas y cartulinas y las colgó por todo el
set, dejando a Bertolucci (y su director de fotografía) con el
problema de mantenerlas fuera de marco.
Por todos es sabido que la película
fue censurada en varios países, hecho que hizo que los españolitos
de la época asediasen la ciudad francesa de Perpiñan para poder
gozar con los gemidos y abruptos guturales de Brando y los generosos
pechos de Schneider mientras se pelaban la sardina y volvían a sus
hogares vacilando de experiencia. Tal escándalo se monto tras su
estreno que Bernardo Bertolucci, el productor Alberto Grimaldi,
Marlon Brando y Maria Schneider fueron acusados por un tribunal de
Bolonia (Italia) por hacer “pornografía ultaritria” y
“pansexualismo agravado y gratuito”, por lo que he podido leer
(no se si será cierto) todos fueron finalmente absueltos (algunos
recibieron sentencias suspendidas de dos meses de prisión) menos
Bertolucci que fue desprovisto de sus derechos civiles durante cinco
años. Esto no se si creérmelo, pero bueno... que la película
siguió su carrera comercial y acabo recaudando un total de casi 37
millones de dolares a nivel internacional (recordemos que tuvo un
presupuesto de 1.250.000 dolares) convirtiéndose en un éxito de
taquilla y consiguiendo dos nominaciones a los Oscar: Mejor director,
que George Roy Hill le arrebato a Bertolucci por El Gople y mejor
actor, que Brando perdió frente a Jack Lemmon por su interpretación
en Salvad al tigre de John G. Avildsen. Para mi, una interesante
aunque sobrevalorada película. 6/10
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