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martes, 7 de abril de 2020

El Último Tango En París (Bernardo Bertolucci, 1972)



Dos años después de estrenar La estrategia de la araña (1970) y El conformista (1970) a Bernardo Bertolucci le entraron ganas de plasmar en la gran pantalla una de sus fantasías sexuales, según sus propias palabras: “una vez soñé con ver a una bella mujer sin nombre en la calle y tener relaciones sexuales con ella, sin saber quien era”. Como no le bastaba con menearse la sardina acudió al productor napolitano Alberto Grimaldi para exponerle un borrador sobre la trama de la película que quería rodar. Grimaldi, que venia de producir Los amores de Lady Hamilton (Christian-Jaque, 1968), Fellini satiricon (Federico Fellini, 1969) y El decameron (Pier Paolo Pasolini, 1971) vio una buena oportunidad para hacerse un pajote en su sala de proyección privada y acepto encantado pero le dijo a Bertolucci que ese borrador había que limarlo y dejarlo listo para la eyaculación. Para ello se contrataron los servicios de Franco Arcalli (que también ejercería como asistente del director y editor) y Agnes Varda para que puliesen el guion de Bertolucci. Arcalli había escrito el libreto de Dos menos uno, tres (Giulio Questi, 1968) y estaba rematando el de Arcana (1972) también con Questi y la cineasta AgnesVarda que estaba recién salida de dirigir y escribir Lions love (1969) y la Tv Movie Nausicaa (1971) se encargó de adaptar los diálogos franceses del guion junto al actor y escritor ocasional Jean-Louis Trintignant.
La trama nos presentaba a Paul (Marlon Brando), un americano residente en Paris que se ve sometido a una profunda crisis existencial tras el suicidio de su mujer. Por aquellas de la vida, un buen día su camino se cruza con el de Jeanne (Maria Schneider) una joven aspirante a actriz que esta buscando un piso para vivir junto a su pareja. Entre ambos surgirá una atracción malsana que cambiara sus vidas. Mas o menos.
De financiar la película, que tendría un coste de 1.250.000 dolares, se hicieron cargo a modo de coproducción entre Italia y Francia la productora Francesa Les Productions Artistes Associés, encargada de películas como El Tren (John Frankenheimer, 1964), Saló o los 120 días de Sodoma (Pier Paolo Pasolini, 1975) o el Bond Moonraker (Lewis Gilbert, 1979) y la italiana Produzioni Europee Asociate, productora de los clasicazos La muerte tenia un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966) de Sergio Leone o la grandisima comedia ¿Que ocurrió entre mi padre y tu madre? (Billy Wilder, 1972) y la distribución correría a cargo de la United Artist.
Una vez con la pasta sobre la mesa se busco un diseñador de producción, la tarea recayó en manos de Philippe Turlure, que no tenia experiencia como diseñador de producción pero si había trabajado en el departamento artístico en películas como el interesante noir (o polar) francés El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967) con Alain Delon y la guapa Nathalie Delon, el drama criminal El clan de los sicilianos (Henri Verneuil, 1969), el drama romántico Un soplo en el corazón (Louis Malle, 1971) o El conformista (1970) junto al propio Bertolucci y que también ejercería labores de decorador.
Del vestuario se hizo cargo la italiana Rosa Chiari Solari, mas conocida en el mundillo como Gitt Magrini, que también había colaborado anteriormente con Bertolucci y se había hecho cargo del vestuario en producciones como Rafael, el libertino (Michel Deville, 1971), Angustia de un querer (Nadine Trintignant, 1971) o Las dos inglesas y el amor (François Truffaut, 1971). Ademas del vestuario, Magrini tuvo un pequeño papel en la película interpretando a la madre de la protagonista.
Para encargarse de la fotografía principal se contrato a Vittorio Storaro, que ya había trabajado con Bertolucci en las anteriormente citadas La estrategia de la araña y El conformista, ademas de marcarse un Giallo junto a Dario Argento en El pájaro de las plumas de cristal (1970) y que mas tarde lo petaría con trabajos en Apocalypse now (Francis Ford Coppola, 1979), Lady halcón (Richard Donner, 1985), El ultimo emperador (1987) de nuevo a las ordenes de Bertolucci, Dick Tracy (Warren Beatty, 1990) o recientemente colaborando junto a Woody Allen en Cafe Society (2016), Wonder Wheel (2017) o Día de lluvia en Nueva York (2019).
Para componer la banda sonora se pensó en el compositor argentino de tangos Astor Piazzolla, pero tras escuchar unas cuantas demos Bertolucci cambio de idea y requirió los servicios de Gato Barbieri ya que pensó que darle pinceladas de saxofón dotaría a la película de sensaciones mas ricas y sensuales. Barbieri venia de componer la banda sonora en películas como el drama El perseguidor (Osias Wilenski, 1965), Amore, amore (Alfredo Leonardi, 1968) o la cutrez dirigida por Michael Winner, El poder del fuego (1979) que juntaba a James Coburn, Sophia Loren y O.J. Simpson. Y de los arreglos y la dirección de encargo Oliver Nelson que doto a la música de tonos jazzisticos de suspense, una orquestacion melancólica y tangos que se ajustasen al aire de anhelo erótico y desesperado de la película
En cuanto al reparto decir que en un principio Bertolucci quería para los papeles protagonistas de Paul y Jeanne a Jean-Louis Trintignant y Dominique Sanda pero ambos rechazaron su propuesta. Trintignant porque tenia tres proyectos en marcha: Como liebre acosada (René Clément, 1972), El atentado (Yves Boisset, 1972) y Funeral en Los Ángeles (Jacques Deray, 1972) aun así le dio tiempo para colaborar como corrector de diálogos y Dominique Sanda declino la oferta debido a que estaba embarazada.
Tras la negativa de Sanda se le ofreció el papel de Jeanne a Catherine Deneuve, pero también lo rechazo por problemas de agenda ya que estaba inmersa en los rodajes de Crónica negra (Jean-Pierre Melville, 1972) y Liza (Marco Ferreri, 1972). Poco después se presento al casting (y no lo paso) Sylvia Kristel, por aquel entonces una joven desconocida pero que un par de años mas tarde lo petaría a nivel mundial gracias a su papel en Emmanuelle (Just Jaeckin. 1974) convirtiéndose en un mito sexual en medio planeta. Y en esas que apareció por el casting la joven (22 años) francesa Maria Schneider que tan solo tenia en su filmografia cuatro títulos (dos de ellos sin acreditar) y se hizo con el papel. Años después Schneider dijo durante una entrevista que hacer esta película fue el único arrepentimiento de su vida, que "arruinó su vida", y consideró al director Bernardo Bertolucci un "gángster y un proxeneta". Según dijo, la infame "escena de la mantequilla" nunca estuvo en el guión y fue improvisada en el último minuto por Marlon Brando y Bernardo Bertolucci, sin consultarla. Bertolucci lo confirmó durante una gira de promoción Dijo que no le dijo a Schneider que el personaje de Brando usaría la mantequilla como lubricante en la escena de violación de la película "porque quería su reacción como niña, no como actriz. Quería que ella reaccionara humillada".
Para el papel de Paul se tanteo tanto a Alain Delon como a Jean-Paul Belmondo, pero ambos rechazaron el papel. Delon prefirió centrarse en El asesinato de Trotsky (Joseph Losey, 1972) y La primera noche de la quietud (Valerio Zurlini, 1972) y Belmondo paso de guarrerias y prefirió aceptar las ofertas para rodar una comedia de mierda junto a Mia Farrow y la voluptuosa Laura Antonelli, Doctor Casanova (Claude Chabrol, 1972) y El clan de los marselleses (José Giovanni, 1972) junto a otra mujer de toma pan y moja como Claudia Cardinale. Tras la negativa de los dos galanes franceses se le ofreció el papel a Warren Beatty, que estaba en la cresta de la ola tras el enorme éxito de Bonnie & Clyde (Arthur Penn, 1967), Los vividores (Robert Altman, 1971) y Dolares (Richard Brooks, 1971) pero también paso de tangos, mantequillas y penetraciones anales. Finalmente se le ofreció el papel a Marlon Brando que había pasado su primera edad dorada con títulos como Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951), ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952), Salvaje (Laslo Benedek, 1953), La ley del silencio (Elia Kazan, 1954), Rebelión a bordo (Lewis Milestone, 1962) o La jauría humana (Arthur Penn, 1966) y que encadenaría este rodaje con otro que también le elevaría a la gloria del cine y daría un nuevo impulso a su carrera: El padrino (Francis Ford Coppola, 1972). Brando acepto pero, eso si, con sus condiciones, por toda la industria era ya conocida la costumbre de Brando de no memorizar sus diálogos y esta vez no iba a ser menos, así que para sus escenas escribió sus lineas de dialogo en tarjetas y cartulinas y las colgó por todo el set, dejando a Bertolucci (y su director de fotografía) con el problema de mantenerlas fuera de marco.
Por todos es sabido que la película fue censurada en varios países, hecho que hizo que los españolitos de la época asediasen la ciudad francesa de Perpiñan para poder gozar con los gemidos y abruptos guturales de Brando y los generosos pechos de Schneider mientras se pelaban la sardina y volvían a sus hogares vacilando de experiencia. Tal escándalo se monto tras su estreno que Bernardo Bertolucci, el productor Alberto Grimaldi, Marlon Brando y Maria Schneider fueron acusados por un tribunal de Bolonia (Italia) por hacer “pornografía ultaritria” y “pansexualismo agravado y gratuito”, por lo que he podido leer (no se si será cierto) todos fueron finalmente absueltos (algunos recibieron sentencias suspendidas de dos meses de prisión) menos Bertolucci que fue desprovisto de sus derechos civiles durante cinco años. Esto no se si creérmelo, pero bueno... que la película siguió su carrera comercial y acabo recaudando un total de casi 37 millones de dolares a nivel internacional (recordemos que tuvo un presupuesto de 1.250.000 dolares) convirtiéndose en un éxito de taquilla y consiguiendo dos nominaciones a los Oscar: Mejor director, que George Roy Hill le arrebato a Bertolucci por El Gople y mejor actor, que Brando perdió frente a Jack Lemmon por su interpretación en Salvad al tigre de John G. Avildsen. Para mi, una interesante aunque sobrevalorada película. 6/10

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