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sábado, 25 de julio de 2020

Un Buen Año (Ridley Scott, 2006)



Tras dirigir la interesante pero (a mi gusto) un tanto farragosa El reino de los cielos (2005), el bueno de Ridley Scott quería alejarse un poco de las producciones mastodonticas y rodar algo mas ligerito ya que “no había hecho mucho en cuanto a comedia” y parecía ser una buena oportunidad para “seguir desafiándome” y, ¿que mejor manera que hacerlo a exactamente ocho minutos de tu propia casa? Pues eso hizo Scott.
En 2005, Scott llevaba viviendo en una casa de la Provenza francesa 15 años y como quería filmar allí la presidenta de su productora Scott Free, Lisa Ellzey, le recomendó que se leyera las obras literarias del autor Peter Mayle, quien había escrito libros superventas ambientados en el sur de Francia. Scott contacto con Mayle pero este no estaba por la labor de escribir un guion de cine así que escribió un nuevo libro tras discutir una trama cinematográfica con Scott y este contrato los servicios del guionista Marc Klein, que tan solo había trabajado como guionista en la maravillosa comedia romántica Serendipity (Peter Chelsom, 2001) con la encantadora y jodidamente atractiva Kate Beckinsale para adaptar la obra de Mayle y de paso hacer algunos cambios en la trama para, según sus palabras “hacerla mas parecida a una película”.
La trama nos presenta a Max Skinner (Russell Crowe) es un corredor de bolsa exitoso residente en Londres que recibe en herencia un viñedo francés de su tío Henry (Albert Finney). Cuando viaja hasta allí se encuentra con un château para restaurar; conoce a la dueña de un restaurante, de la que se enamora (Marion Cotillard) y a una californiana (Abbie Cornish) que dice ser la hija ilegítima de Henry. Max llega con la clara intención inicial de vender el viñedo lo más rápidamente, pero poco a poco empieza a recordar los buenos tiempos que pasó en el "Chateau", disfrutar de la vida más calmada y mejor alejado de la presión diaria de los negocios, lo que hará que dude de su idea original. Al fin y al cabo, la vida es vivir bien, amar, comer bien y tener un buen año.
Pero claro, Scott es perro viejo y no iba a hipotecar su futuro por el capricho de rodar al lado de su casa, así que se fue guion en mano y llamo a la puerta de varias productoras para que soltasen pasta y no fuese el solo quien se dejase el parné. Entre las productoras que aceptaron financiarle estaban Ingenious Film Partners, productora de El secreto de Vera Drake (Mike Leigh, 2004), Desayuno en Pluton (Neil Jordan, 2005) o X-Men: La decisión final (Brett Ratner, 2006), Dune Entertainment, Major Studio Partners, que venia de producir En la cuerda floja (James Mangold, 2005), Gracias por fumar (Jason Reitman, 2005) o Tristan e Isolda (Kevin Reynolds, 2006) y la todopoderosa Fox 2000 Pictures que se encargo también de la distribución.
Para componer la banda sonora, Scott acudió a uno de los pupilos de Hans Zimmer, el también alemán Marc Streitenfled, el cual ya había trabajado como editor musical en alguna de las bandas sonoras que Zimmer había compuesto para Scott y al que ahora daba su oportunidad para lucirse como compositor principal. A mi el resultado en esta película no es que me guste mucho, me parece que mas allá de las canciones que no son suyas, la banda sonora pasa prácticamente de puntillas y sin destacar, pero supongo que a Scott le agrado el resultado ya que tras esta Un buen año volvieron a colaborar en American Gangster (2007), Red de mentiras (2008), Robin Hood (2010) y Prometheus (2012).
La dirección de fotografía se le encargo al especialista en videoclips musicales Philippe Le Sourd, que ha trabajado con gente como Gary Barlow, Jennifer Lopez, U2, Madonna o Dua Lipa, pero que al cine se ha aproximado en contadas ocasiones: Siete almas (Gabriele Muccino, 2008), The Grandmaster (Wong Kar-Wai, 2013) y La seducción (Sofia Coppola, 2017) y que aquí mas allá de iluminar muy bien los viñedos y los atardeceres franceses tampoco destaca mucho.
La película se rodó entre Francia (Chateau la Canorgue, Bonnieux, Vaucluse, Cucuron, Chateau les Eydins, Hotel le Renaissance, Gordes, Ménerbes, Marseille Provence airport, Bouches-du-Rhône, Provence-Alpes-Côte d'Azur) e Inglaterra (Bloomberg Offices, Finsbury Square, Broadgate, London, Albion Riverside, Battersea Bluebird Cafe, Kings Road, Chelsea, Lloyd's Building, Lime Street, Broadgate, Piccadilly Circus, Swiss Re Tower - The Gherkin, St. Mary Axe) tuvo un presupuesto de unos 35 millones de dolares y tan solo recaudo a nivel mundial 42, convirtiéndose en un autentico fiasco que hizo que Scott y Crowe se dejasen de comedias y tonterías.
De ensamblar al reparto se hicieron cargo la francesa Antoinette Boulat, que ya había hecho lo propio en la anterior película de Scott, El reino de los cielos (2005) y la inglesa Jina Jay, que había trabajado en producciones como Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000), Los Otros (Alejandro Amenabar, 2001), Zombies Party (Edgar Wright, 2004), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Alfonso Cuarón, 2004) o Crimen organizado (Matthew Vaughn, 2004) y que también venia de colaborar con Scott en El reino de los cielos.
Para interpretar a Max se pensó originalmente en Aaron Eckhart, pero este declino la oferta para poder trabajar junto a Brian De Palma en la chapucera La dalia negra (2006), así que le ofrecieron el papel a Russel Crowe que no trabajaba con Scott desde que ganara su Oscar por Gladiator y que declaro que era una buena oportunidad para reencontrarse tras esta ya que “parecía mas divertido ir a este lugar mas pequeño, donde los problemas no eran tan grandes”. Crowe, a mi parecer, aporta carisma y presencia, pero no llega a gustarme como actor en esta película, creo que el tono cómico-romanticon le viene demasiado grande o quizá sea que su papel no esta bien escrito o desarrollado. En fin, que a mi no me convence. Para interpretar a Fanny, la camarera lugareña por la que el personaje de Crowe deja todo su mundo para instalarse en la provenza y vivir la buena vida se contrato a la francesa Marion Cotillard, que por aquel entonces tenia una consolidada carrera en Francia y había hecho un pequeño papel tres años antes en Big Fish (Tim Burton, 2003), pero que no seria hasta un año mas tarde cuando lo petaría a nivel internacional gracias a su papel de Edith Piaf en La vida en rosa (Olivier Dahan, 2007) que le otorgaría el Oscar a mejor actriz convirtiéndose en la primera actriz francesa en ganar el Oscar a mejor interpretación por un papel hablado en francés y, de ahí, al estrellato.
Para interpretar (en flashbacks) al Tio Henry se eligió al veterano Albert Finney, que también venia de trabajar a las ordenes de Tim Burton en Big Fish y que tras esta aun le dio tiempo a trabajar en cinco buenas películas, Amazing Grace (Michael Apted, 2006), El ultimátum de Bourne (Paul Greengrass, 2007), Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet, 2007), El legado de Bourne (Tony Gilroy, 2012) y Skyfall (Sam Mendes, 2012), antes de su muerte el 7 de febrero de 2019.
Tom Hollander, que estaba recién salido de Orgullo y Prejuicio (Joe Wright, 2005) y Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto (Gore Verbinski, 2006) se hizo con el papel de Charlie Willis, abogado de Max. Archie Panjabi, vista en El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005) y que tres años después daría vida a la iconica Kalinda Sharma en la serie de televisión The Good Wife (2009-2015) encarnaba a Gemma, la secretaria de Max.
Freedie Highmore, reconocido por interpretar a Norman Bates en The Bates Motel (2013-2017) y al doctor Shaun Murphy en The Good Doctor (2017-2020) se hizo con el papel del joven Max en los flashbacks. Y la traca fuerte para el final, porque si, de primeras me acerque a la película porque era de Ridley Scott y Russell Crowe, pero principalmente me atraía verla por ver a la preciosa Marion Cotillard, pero sin comerlo ni beberlo me tope con la presencia de Abbie Cornish, actriz a la que le sigo la pista desde que la vi en Sucker Punch (Zack Snyder, 2011) y me hizo tilin y tolon. Pues bien, no tenia ni puta idea de su presencia en el film hasta que vi su nombre en los títulos de crédito, alegría que me lleve de gratis, y tras su aparición en la película como la hija no reconocida de Henry me olvide por completo de Cotillard, de Crowe, de la provenza y de la película y todos mis sentidos se centraron en una Cornish que por entonces rondaba unos tiernos y alegres 24 añitos y que cada vez que salia en pantalla me dejaba obnubilado. Sale preciosa y embaucadora en cada plano, pero tiene un par de escenas en bikini que son para enamorarse y rendirse ante sus encantos y no sigo porque se me va de las manos. En fin... que la película se deja ver, pero para mi gusto podría haber dado muchísimo mas de si ya que todo el asunto en plan “aprendizaje vital” sucede tan apresuradamente que apenas da tiempo a empatizar con el hijo de perra de Max, ademas el romance entre los protagonistas es un tanto increíble por apresurado (nuevamente) ya que el es un cabrón solitario y adicto al curro que no quiere compromisos y ella según dicen es jodidamente complicada de conquistar, pero mira tu por donde que con un par de encuentros ya están los dos totalmente rendidos a los efluvios del amor. 4/10

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