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sábado, 27 de junio de 2020

Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy (Jack Sholder, 1985)



Apenas unos meses después del éxito cosechado por Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984), que recaudo a nivel mundial 25 millones de dolares partiendo de un presupuesto que no llegaba a 2, el productor y fundador de New Line Cinema, Robert Shaye se puso manos a la obra para producir la secuela y para ello contrato los servicios de David Chaskin, guionista que debutaba en cine con este encargo y que mas adelante escribiría los libretos de otras películas de terror como Granja maldita (David Keith, 1987) o Lecturas diabólicas (Tibor Takacs, 1989). Chaskin, en lugar de continuar la historia de la única superviviente de la primera película, Nancy (Heather Langenkamp), se centro en contar la historia de los nuevos residentes de la antigua casa de Elm Street de Nancy, uniéndose a una gran tradición de secuelas de terror que ignoran a los supervivientes de la entrega anterior y de paso añadió novedades como que esta vez Freddy Krueger no atacaría a sus victimas en los sueños, sino que poseería el cuerpo de un joven para poder asesinar a su antojo en la vida real, ademas de añadirle matices y un subtexto homoerotico que los productores inicialmente negaron que fuera intencional, pero que el propio Chaskin admitió años mas tarde que fue escrito intencionalmente para darles mas profundidad a los personajes. Una vez escrito el guion se le ofreció a Wes Craven la oportunidad de dirigir la secuela, pero Craven rechazo la oferta ya que nunca quiso o tuvo la intención de convertir la película en una franquicia y no le gusto nada el guion que le presentaron y la idea de que Freddy Krueger saliese de los sueños y matase “en la vida real” a través de poseer el cuerpo de un joven, así que dijo ¡Hasta luego, Lucas! Y se fue a dirigir la Tv Movie Hibernado vivo (1985), al año siguiente volvió al cine con Amiga Mortal (1986) y no regreso a la franquicia hasta la séptima entrega; La nueva pesadilla de Wes Craven (1994).
Eliminado de la ecuación Craven había que encontrar un sustituto y el elegido fue Jack Sholder, que había debutado tres años antes con la también película de terror Solos en la oscuridad (1982) protagonizada por Jack Palance, Donald Pleasence, Martin Landau y Dwight Schultz (mítico “Murdock” de “El equipo A”) y que pese a ser una basurilla había dejado buen sabor de boca en la industria y a partir de ahí, Sholder se especializaría en el genero con productos como Hidden (1987), Wishmaster 2: El mal nunca muere (1999) o Arachnid (2001). A mi su trabajo como director en esta entrega de Pesadilla me parece muy rudimentario y nada destacable y de su filmografia podría decir lo mismo, a la única película suya que le tengo cierto cariño es al actioner Renegados (1989), protagonizada por Kiefer Sutherland, Lou Diamond Phillips y la guapísima Jamie Gertz y que me trae buenos recuerdos de juventud.
De la fotografía, también muy regulera y que se limita a cumplir, se hicieron cargo a cuatro manos Jacques Haitkin, que venia de trabajar en la primera entrega de la saga y que volvió a trabajar con Sholder en Hidden (1987) y con Wes Craven en Shocker, 10.000 voltios de terror (1989) y Christopher Tufty, que era su segunda película como director de fotografía pero que tenia una larga experiencia en la segunda unidad en películas como Piraña (Joe Dante, 1978), El señor de las bestias (Don Coscarelli, 1982) o Repo Man (Alex Cox, 1984).
Como curiosidad decir que la New Line se jugaba mucho con esta secuela ya que no andaba muy bien de dinero por esa época y Robert Shaye, el jefe del estudio, se jugo el todo por el todo con ella llegando a inmiscuirse en la producción a saco, micro-gestionando todos los aspectos de esta, pasándose por el forro al director (cosa que casi les lleva a las manos) y ajustando la fecha de estreno al limite (menos de un año después del estreno de la primera parte) hecho que disparo la tensión en el set y que eternizo las horas de rodaje. Al final la película fue rentable, acumulando una taquilla de 30 millones de dolares alrededor del mundo y dejando unos beneficios de 12 millones para el estudio con lo que remontaron la paupérrima situación financiera y con ese flujo de dinero en efectivo New Line pudo seguir produciendo y despego gracias a películas como Phenomena (Dario Argento, 1985), Critters (Stephen Herek, 1986) y sus secuelas, Hairspray (John Waters, 1988), Rebelión en las ondas (Allan Moyle, 1990), Tortugas Ninja (Steve Barron, 1990) y secuelas, Mi Idaho Privado (Gus Van Sant, 1991), Glengarry Glen Ross (James Foley, 1992), El cortador de césped (Brett Leonard, 1992), Amor a quemarropa (Tony Scott, 1993), Dos tontos muy tontos (Peter & Bobby Farrelly, 1994), La mascara (Chuck Russell, 1994), Seven (David Fincher, 1995) y así hasta llegar a la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson y petarlo de manera estratosferica.
Para encargarse de la banda sonora de la película se contrataron los servicios de Christopher Young, que venia de trabajar en dos películas cutre-salchicheras de serie b que personalmente me apasionan como La Reina de Barbaria (Hector Olivera, 1985) y Ruedas de fuego (Ciro H. Santiago, 1985) y que mas adelante trabajaría en Hellraiser (Clive Barker, 1987) y sus secuelas, la maravillosa y olvidada Bat-21 (Peter Markle, 1988) con un genial Gene Hackman huyendo de Vietnam gracias a su conocimiento del golf (y del gran Danny Glover), aquel vehículo de acción diseñado para Brandon Lee llamado Rapid Fire (Dwight H. Little, 1992), la gran Species (Roger Donaldson, 1995) con aquel reparto tan molón y noventero en el que estaban la bellisima Natasha Henstridge, Forest Whitaker, Michael Madsen, Ben Kingsley, Alfred Molina y Marg Helgenberger, la pequeña joyita Asesinato en la Casa Blanca (Dwight H. Little, 1997) que reunió los músculos y el carisma de Wesley Snipes, la belleza y elegancia de Diane Lane y la ironía de Dennis Miller o La Trampa (Jon Amiel, 1999) con Sean Connery intentando no romperse la cadera y Catherine Zeta Jones marcando tipazo con trajes de licra ajustados.
Para encargarse de los efectos de maquillaje se pensó en contratar de nuevo a David B. Miller, que había diseñado el maquillaje de Freddy para la película original, pero por problemas de agenda, tenia compromisos con Cocoon (Ron Howard, 1985) y Mi proyecto científico (Jonathan R. Betuel, 1985) no pudo hacerse cargo y se contrato a Kevin Yagher, que venia de trabajar en Viernes 13: Capitulo final (Joseph Zito, 1984) y bajo las ordenes del inefable Albert Pyun en Sueños radioactivos (1985). Yagher solo tenia unas pocas fotos y la película original como referencia, por lo que rediseño el aspecto de Freddy basándose en imágenes de victimas de quemaduras y volvió a encargarse del maquillaje en Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño (Chuck Russell, 1987), Pesadilla en Elm Street 4: El amo del sueño (Renny Harlin, 1988), la serie de televisión Las pesadillas de Freddy (1988-1999) y luego trabajo en películas como Los chicos del maíz 3: La cosecha urbana (James D.R. Hickox, 1995), Hellraiser 4: El final de la dinastía sangrienta (1996), que también dirigió bajo el seudónimo de Alan Smithee (seudónimo que se suele utilizar cuando no quieres que tu nombre figure en los créditos, ya sea por desavenencias o por vergüenza) o El club de los vampiros (Gilbert Adler, 1996).
El diseño de producción corrió a cargo de Gregg Fonseca, que había trabajado en la primera película y que diseño todos los sets que se ven en esta segunda parte, pero renuncio justo antes del comienzo de la filmación, alegando que la producción era demasiado apresurada y que su departamento en particular estaba severamente subfinanciado, así que la directora de arte Maggie Martin asumió el papel de Fonseca durante la fotografía principal.
Para encontrar al elenco de la película se recurrió a la directora de casting Annette Benson que había hecho lo propio en la primera película y que también lo haría en la 3ª, la 4ª y la 5ª entrega de la saga. Traer de nuevo a Robert Englund para interpretar a Freddy Krueger parecía obvio, pero Englund pidió un aumento de sueldo y la New Line lo mando a tomar por culo y contrataron a un extra para que encarnase a Krueger al mas puro estilo de los psychokillers enmascarados, mudos e impersonales tipo Jason Voorhees (Viernes 13) o Michael Myers (Halloween), pero tras dos semanas de rodaje el productor Robert Shaye se dio cuenta de que el extra en oposición a la actuación física de Englund no daba la talla y aceptaron todas las demandas económicas de Englund para que volviese a empuñar el guante con cuchillas, el sombrero y el jersey de colores.
Una vez con Englund de nuevo en el redil había que contratar a los que serian los protagonistas (y victimas) de la película. Para el papel de Jesse Walsh se pensó en Michael J. Fox, pero este declino la oferta debido a sus compromisos con Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985) y Teen Wolf (Rod Daniel, 1985). Tras la negativa de Fox se le hicieron pruebas a Brad Pitt, por aquel entonces un desconocido sin experiencia, que no convenció a los productores pero al que rescataron para participar en el episodio Black Tickets (1989) de la serie de televisión Las pesadillas de Freddy. También se probo a John Stamos, que por aquel entonces era un habitual en la serie Dreams (1984) pero que tampoco cuajo. Por el casting también paso Christian Slater y como los otros dos tampoco convenció ni a productores ni a director. El que si convenció en su prueba de casting fue Mark Patton, un joven actor que había tenido muy buenas criticas en Broadway con la obra de teatro Vuelve a la tienda de baratijas, Jimmy Dean y que daría al salto con la adaptación de dicha obra al cine a cargo de Robert Altman en 1982, paradojicamente resulta que Patton se había presentado al casting de la primera Pesadilla en Elm Street para interpretar a Glen, papel que finalmente se adjudico a Johnny Depp.
Otra debutante, Kim Myers, se encargaría de dar vida a Lisa Webber, se rumorea que a Myers tan solo la contrataron por su parecido a Meryl Streep, pero vete tu a saber... lo cierto es que Myers tras su debut no hizo nada destacable, mas allá de muchos episodicos en series de televisión y su participación en la cuarta entrega de Hellraiser; El final de la dinastía sangrienta y, supongo que porque la dirigió, como hemos dicho antes, Kevin Yagher, el encargado de el maquillaje en esta Pesadilla en Elm Street 2.
Robert Rusler, que venia de trabajar en La mujer explosiva (John Hughes, 1985) y que al año siguiente interpretaría a Tommy Hook en una película que a mi me encanta como es Thrashin´, patinar o morir (David Winters, 1986) se hizo con el papel de Ron Grady, que por cierto dicen que fue Robert Downey Jr, con el que trabajaba en La mujer explosiva, quien le llevo al casting. Y, para rematar el casting tenemos a Kerry, interpretada por Sydney Walsh, que estaba a punto de abandonar Los Ángeles después de varios intentos fallidos de comenzar su carrera y que tras ser elegida para este papel encadeno proyectos televisivos y participo en un par de películas importantes de los 90 como la comedia Tres hombres y una pequeña dama (Emile Ardolino, 1990) junto a Tom Selleck, Steve Guttenberg y Ted Danson y la maravillosa Le llaman Bodhi (Kathryn Bigelow, 1991)
La saga de Pesadilla en Elm Street me acompaño durante toda mi infancia y mas de una noche me dejo sin poder dormir, pero vista esta (inevitable) secuela hoy en día he de decir que me ha decepcionado bastante. Freddy sigue molando y los efectos especiales y de maquillaje mas de lo mismo, pero el resto de la película (¿Freddy saliendo de los sueños? Venga ya.) se me ha hecho bastante duro de ver, incluso me he aburrido soberanamente durante buena parte de la película. Pero en fin, es una película a la que le sigo teniendo cariño y se ve con agrado. 5/10


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