Bienvenidos.

sábado, 8 de febrero de 2020

Equalizer 2000 (Cirio H. Santiago, 1987)


Durante los años 80 Filipinas se convirtió en el patio trasero (mas bien, vertedero) de Hollywood especializándose en Series B que se rodaban con cuatro perras y que tenían como única intención atiborrar los autocines de los Estados Unidos con películas baratas (principalmente exploitations de todo tipo) protagonizadas por alguna estrella de segunda venida a menos, mujeres voluptuosas y ligeras de ropa, muchas explosiones, centenares de extras que corriesen de un lado para otro y que recaudasen lo máximo posible para seguir haciendo mas y mas y mas. 
Uno de los directores mas prolíficos de todos cuanto salieron en aquella época fue el Filipino Cirio H. Santiago, que dejo para la posteridad autenticas maravillas de la cutrez (y el divertimento) como T.N.T Jackson (1975), Ebony, Ivory & Jade (1976), El samurai negro (1978) o Puño desnudo (1981) por citar solo algunas de su infinito y demencial catalogo. Pues bien, a mediados de los años 80 estaba pegando fuerte el éxito de Mad Max 2: El guerrero de la carretera (George Miller, 1981) y alrededor del mundo montones de directores se lanzaron a perpetrar sus propias visiones sobre futuros post-apocalípticos y el bueno de Cirio no iba a ser menos y tras homenajear al cine bélico con El ojo del águila (1987) y al genero de monstruos marinos con La bestia ha vuelto (1987) se metió de nuevo en el terreno post-nuclear como ya había hecho antes con Stryker (1983) y Ruedas de Fuego (1985) para dar (de nuevo) su visión de lo que debería ser un futuro desolado por una guerra nuclear.
La trama nos sitúa en el norte de Alaska (aunque parezca Murcia). Tras el holocausto nuclear todo es un páramo desolado en el que varias tribus (o bandas) luchan entre ellas para hacerse con las pocas reservas que quedan de combustible y agua. Entre estas bandas están Los gobernantes, Los rebeldes y La gente de la montaña. Todos lucharan por hacerse con el control del páramo y con una nueva y mortífera arma llamada Equializer 2000 que promete ser la que de el poder total a quien la empuñe. 
Del guion de esta obra cumbre del genero se encargaron el director/actor/ escritor Joe Mari Avellana, que tiene en su aver títulos tan evocadores y sugerentes como La ultima misión (Cirio H. Santiago, 1984), Ultimax Force (Willy Milan, 1987), Killer Instinct (Cirio H. Santiago, 1987) o la maravillosa y spectrumera Trident Force (Richard Smith, 1989) y Frederick Bailey, guionista de entre otras; Enemigo sobrenatural (Andrew Prowse, 1990), Corrupción en Manila (Clark Henderson, 1992) o Raiders of the Sun (Cirio H. Santiago, 1992). Para la fotografía se contrataron los servicios de Johnny Araojo, director de fotografía de películas tan estimables como Vampire Hookers (Cirio H. Santiago, 1978), Dragon solo (Rudy Evangelista, 1979) u Operación Rambo (Anthony Maharaj, 1989) y para rematar el apartado técnico decir que de la banda sonora se encargó Ding Achacoso, compositor de corta carrera que también colaboro con Santiago en Demon of paradise (1987) y del que únicamente destacaría su gusto por los sintetizadores (aunque no muy bien utilizados, la verdad). Eso si, en la escena en la que el prota de la peli monta el arma al mas puro estilo (bueno, plagio) de Rambo se luce con su teclado casio a pilas. 
Pasemos al apartado actoral. Para este tipo de películas rodadas en filipinas siempre suele haber tres máximas que se repiten, a saber; Uno. El protagonista debe ser un cachas con escaso carisma y caucásico, Dos. La chica tiene que ser una jamelga de las que quita el hipo y a poder ser ex conejita playboy o asidua al Penthouse. Y tres. Tiene que haber centenares de extras por doquier, a ser posible vagabundos filipinos. Pues bien, aquí se cumplen las tres. De los extras no hablare porque son muchos y todos se parecen, así que pasemos directamente a los protas de la peli, nuestros héroes, brújulas morales del páramo y únicos cuerpos de gimnasio en 1000 kilómetros a la redonda o lo que es lo mismo, Slade y Karen. De dar vida a Slade se encargo el australiano Richard Norton, al que habíamos visto en clásicos del videoclub como Marcado para morir (James Fargo, 1982) junto a Chuck Norris, El regreso de los supercamorristas (Sammo Hung, 1985) junto a Jackie Chan y el propio Hung o El guerrero americano (Sam Firstenberg, 1985) con Michael Dudikoff, tras Equalizer 2000 su carrera siguió dando vandanzos por la serie B de accion asiática mayormente y lo único destacable de su carrera es su participación en Mad Max: Fury Road (George Miller, 2015). Para interpretar a Karen se contrató a la atractiva y voluptuosa Corinne Alphen que salia de poner nervioso al personal en Camisetas calientes (Chuck Vincent, 1980) y Movida de verano (Sean S. Cunningham, 1983) y sobretodo de ser nombrada pet del mes en Penthouse en junio de 1978 y en agosto de 1981 y de ser pet del año en 1982 (si, hay fotos suyas desnuda en internet). Del actor encargado de interpretar al villano no diré nada porque tiene nulo interés, pero si decir que uno de los villanos de opereta que sale es el bueno de Robert Patrick, que antes de convertirse en el famoso T-1000 de Terminator 2 (James Cameron, 1991) estuvo dando tumbos por las filipinas para pagar el alquiler. 
En fin, una serie B sin complejos, muchas explosiones, muchos tiroteos, cachas y tías buenas, sintetizadores ochenteros, cutrez, pésimos diálogos, coches tuneados y mucho descampado en el que rodar persecuciones. Eso si, todo con mucho encanto y muy disfrutable. Mala, si, pero divertida. 5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario