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miércoles, 26 de febrero de 2020

Driving Force (Andrew Prowse, 1988)



Actioner de serie B dirigido por el debutante Andrew Prowse, que luego rodaría otras cutreces como Enemigo sobrenatural (1990), Ultraman: Towards the future (1990) o El reino perdido (2007) pero que básicamente se paso toda su carrera, hasta su muerte en 2018, rodando capítulos para series de televisión como The new adventures of black beauty (1992), Los rompecorazones (1997), Wildside (1999), Farscape (2003) o Rush (2011) y que nos presenta al mítico Sam J. Jones -que ocho años después del estreno de Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) andaba revolcándose en productos de baratillo del estilo de Jungle Heat (Jobic Wong, 1985), Jane en busca de la ciudad perdida (Terry Marcel, 1987), Vengador (James Sbardellati, 1988) con la tremenda Vanessa Williams, Formula mortal (Doo-Yong Lee, 1988) o Whiteforce (Eddie Romero, 1988)- en la piel de Steve, un viudo que malvive junto a su hija pequeña Becky (Stephanie Mason) en un lugar indeterminado y un tiempo indeterminado, aunque por la pinta que tiene todo, es de suponer que la película este ambientada en un futuro postapocaliptico en la onda de Mad Max (un tema muy recurrente en la serie B debido a la escasez de dinero). En fin, que el pobre Steve se pone a currar en una empresa de grúas tuneadas, porque se ve que en dicho futuro el negocio esta en la asistencia en carretera, pero claro, la competencia es dura y la empresa rival, Black Night tiene en sus filas a un cabrón llamado Nelson (Don Swayze) que junto a sus secuaces Surf (Robert Marius) y Pool (Billy Blanks) se dedican a propiciar accidentes para luego socorrer a las victimas y hacer negocio. Black Night no quiere competencia, así que la llegada de Steve hará que se produzca un enfrentamiento encarnizado entre ambos y para colmo, los suegros de nuestro prota, John (Gerald Gordon) y su mujer Leslie (Renata Scott) odian a muerte a Steve y quieren quitarle la custodia de su hija. Pero no todo son malas noticias para nuestro guerrero de la carretera de hacendado, ya que una imponente mujer llamada Harry (Catherine Bach) se cruzara en su camino y su corazón y le ayudara a enderezar su vida.
Esta julandrada esta escrita por Patrick Edgeworth, guionista de No somos ángeles (Russell Hagg, 1977) o Los bicivoladores (Brian Trenchard-Smith, 1983), la producción corrió a cargo de Anthony I. Ginnane -productor de el cutre-simpático thriller Punto limite (Paul Lynch, 1995) con Andrew Dice Clay y Robert Davi y el sci-fi de segunda división Asesinos ciberneticos (Christian Duguay, 1995) protagonizado por Peter Weller- junto a Marilyn Ong, productora de Hell Hole (Ciro H. Santiago, 1978) “¡Sexy women must escape from jungle prison!” o la anterior película se Sam Jones, Whiteforce (Eddie Romero, 1988). Todo bajo el amparo de la productora Eastern Film Management Corporation, que tiene en su haber astracanadas como Killer instinct (Ciro H. Santiago, 1987) o Justicia fatal (Joey Romero, 1988) y, si, por si os lo preguntabais, la película se rodó en Filipinas.
De la banda sonora se hizo cargo Paul Schutze, conocido en su casa y por haber compuesto la música de La historia de Ruby Rose (Roger Scholes, 1987) o Asalto a Firebase Gloria (Brian Trenchard-Smith, 1989); De la fotografía, pese a ser una autentica mierda, se hicieron cargo tres personas; Kevan Lind, cuyo mayor merito es haber sido “additional camera operator” en Calma total (Phillip Noyce, 1989), Richard Michalak, director de fotografía de esa menospreciada obra maestra de las artes marciales noventera llamada Tres pequeños ninjas (Jon Turteltaub, 1992), director de fotografía de la segunda unidad en Mad Max: Mas allá de la cúpula del trueno (George Miller, George Ogilvie, 1985) y Dark City (Alex Proyas, 1998) y Jun Pereira, curtido en películas como 2098: Holocausto nuclear (Bobby A. Suarez, 1985) o El ultimo comando (1985) también de Suarez.
En cuanto al elenco tenemos al ya mencionado Sam J. Jones y del resto del reparto tan solo destacar tres nombres mas; Don Swayze, actor curtido en infinidad de series de televisión y alguna que otra chapuza de serie B y sobre todo, hermanisimo de Patrick Swayze, la hermosa Catherine Bach, recordada por su papel (y modelitos) de Daisy Duke en la serie de televisión The Dukes of Hazzard (1979-1985) y por ser la jamona del mono azul y el Lamorghini en Los locos de Cannonball 2 (Hal Needham, 1984) y Billy Blanks, creador del método de fitness “Tae Bo” y actorzuelo en películas como Tango y Cash (Andrei Konchalovsky, 1989), Lionheart: El luchador (Sheldon Lettich, 1990), El rey de los kickboxers (Lucas Lowe, 1990), Treinta minutos para morir (Avi Nesher, 1991) o El ultimo Boy Scout (Tony Scott, 1991).
Tres cosas destacaría de esta película; el carisma de Sam Jones, la belleza de Catherine Bach y lo bien construida (dentro de lo que cabe) que esta la relación entre los personajes de Jones, su hija y Catherine Bach ya que para ser un producto de acción de serie B no me esperaba para nada que lo que mas me llamase la atención fuese precisamente dicha relación, tenia todas mis esperanzas puestas en la acción pura y dura, pero al final, esa parte me ha decepcionado totalmente ya que escasea y cuando la hay esta mal rodada, mal coreografiada y es jodidamente lamentable, en cambio, cuando la película tira por la vertiente mas humana y dramática me ha convencido. Así que si buscáis acción futurista mejor no la veáis, si por el contrario queréis ver una historia sobre un tierno padre que esta dispuesto a hacer lo que sea necesario por el bien de su hija, no dudéis en darle una oportunidad ya que como drama colateral la película funciona mejor que como producto de acción. Ahí lo dejo. 4/10

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