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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Viva Las Vegas (George Sidney, 1964)


En marzo de 1963, el presidente de MGM, Robert O´Brien, anuncio que Viva Las Vegas, protagonizada por Elvis Presley, sería una de las 20 películas que se realizarían en el estudio durante 1964. En mayo de ese mismo año, Ann-Margret, que hasta ese momento tan solo contaba con tres películas en su haber; Un gánster para un milagro (Frank Capra, 1961), State Fair (José Ferrer, 1962) y Un beso para Birdie (George Sidney, 1963) y un episódico poniendo voz en la serie de animación de televisión Los Picapiedra, firmo como protagonista con un salario de 15.000 dólares por semana durante diez semanas.
El encargado de dirigir esta agradable e insustancial comedia musical a mayor gloria de Elvis Presley (fue premiado con el Laurel Award de 1965 a la mejor interpretación masculina en un musical) fue George Sidney, director de las clásicas Levando Anclas (1945), Los tres mosqueteros (1948) o Scaramouche (1952), con producción de Jack Cummings (bajo su productora Jack Cummings Productions), afamado productor de Los hermanos Marx en el Oeste (1940) y Siete novias para siete hermanos (1954) junto al propio director George Sidney, distribuida por Metro-Goldwyn-Mayer y escrita por Sally Benson, reconocida guionista de entre otras; La sombra de una duda (Alfred Hitchcock, 1943), Ana y el rey de Siam (John Cromwell, 1946) o Hablan las campanas (Henry Koster, 1949) bajo las supervisión del propio Sidney que más tarde diría sobre el guion; “fue uno de esos casos en los que no teníamos guion y teníamos que cumplir un compromiso. Originalmente era algo sobre una árabe o algo así… Pero finalmente lo cambiamos y escribimos el guion en unos once días… Cambiamos todo y decidimos hacerlo en Las Vegas”.
Finalmente la trama quedo tal que así; Lucky Jackson (Elvis Presley) es un corredor de automóviles que desesperadamente busca dinero para adquirir un nuevo motor para participar en el Grand Prix de Las Vegas y aquí se encuentra a otro corredor llamado Elmo Mancini (Cesara Danova), que además de ser su competidor en la pista también se hará su rival por ganar el afecto de una hermosa instructora de natación para niños llamada Rusty (Ann-Margret). Rusty a pesar del afecto y amor que siente por Lucky rehúsa aceptarlo seriamente por el riesgo peligroso que entraña la vida de un corredor automovilístico, pero finalmente Rusty cambiara de opinión y ayudara a Lucky a conseguir su cometido, todo esto, por supuesto, entre bailes, movimientos de pelvis y bonitas tonadillas interpretadas por Elvis.
De la fotografía se encargo Joseph F. Biroc, camarógrafo con más de 160 títulos en su haber y que venía de rodar Adán también tenía su manzana (David Swift, 1963) y Arroyo comanche (Frank McDonald, 1963) y que según informes de la MGM se pasó tres pueblos a la hora de rodar las escenas de baile de Ann-Margret, dedicando un tiempo y esfuerzo desmedido empleando diferentes ángulos de cámara, múltiples cámaras para cada escena y varias repeticiones de cada una de las escenas y los bailes de Margret.
Para dichos bailes se contrato al coreógrafo (y actor, escritor, director y productor) David Winters, que formaba parte del elenco original de West Side Story (Robert Wise, 1961) y que venía recomendado por la propia Ann-Margret se quien era profesor de danza en ese momento.
La película fue rodada casi en su totalidad utilizando diferentes localizaciones de Las Vegas como; Mount Charleston (las escenas de la carrera de coches), la presa Hoover, Railroad Pass, el Sands Hotel, el Tropicana Hotel & Casino o Lake Mead, para el resto de interiores se utilizaron los Estudios de la Metro-Goldwyn-Mayer de Culver City (California), tuvo un presupuesto de casi 1 millón de dólares y recaudo unos 9 aproximadamente.
A pesar de que las criticas no fueron muy benevolentes con la película (el crítico de The New York Times escribió: “Viva Las Vegas, el nuevo vehículo de Elvis Presley, es tan agradable y sin importancia como pelar un plátano” y Variety añadió: “Mas allá de varios números musicales llamativos y una secuencia electrizante de carreras, la producción es bastante trillada y pesada”), con el paso del tiempo se ha convertido en una de las películas más populares e icónicas de Elvis Presley, llegando a ser reconocida por el American Film Institute en sus listas de “100 años de AFI… 100 canciones” en 2004 y “Las mejores películas musicales de AFI” en 2006.
Para mí, que Elvis como actor (y por ende sus películas) ni fú ni fá, lo que más destaca sin lugar a dudas de esta Viva Las Vegas es la magnética presencia de la bellísima y adorable Ann-Margret, que para mí se come a Elvis, a la película y a quien se ponga por delante. Según las malas lenguas y los tabloides de la época, durante el rodaje de la película saltaron tales chispas entre Elvis y Margret que según dicen propicio un agrio y tenso enfrentamiento entre la propia Margret y Priscilla Beaulieu, novia de Elvis en aquel momento (se casaron en 1967). Esto hay que ponerlo en cuarentena, pero las palabras de Magret en sus memorias, en las que se refiere a Elvis como su “alma gemela” pueden tomarse como una pista para lo que realmente paso durante el rodaje.
En definitiva, un producto ligero, simplón (pero no por ello aburrido), con muchos temas musicales, mucho baile y mucho derroche de carisma y alegría por parte de Ann-Margret que no va a cambiar la vida de nadie, pero que se deja ver con una ligera sonrisa en la boca. Ah, sí, también sale Elvis… ya ni me acordaba de él. ¡Ann, ann… ains, quien pudiese bailar junto a ti! 5/10

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