Título Original: The Man Who Saved The World
Año: 2014
Duración: 110 Minutos
País: Dinamarca
Director: Peter Anthony
Música: Kristian Eidnes Andersen
Fotografía: Kim Hattesen, Anders Löfstedt
Productora: Statement Film / WG Film / Ego Media / Beofilm
Género: Documental / Guerra Fría
Sinopsis: Durante momentos cruciales, el 26 de septiembre de 1983, Stanislav
Petrov tuvo el destino del mundo en sus manos. Cuando se encendió una
alarma de alerta nuclear, Serpukhov-15, hacia Soviética centro,
Stanislav fue responsable de reaccionar a un informe en el que cinco
misiles nucleares estadounidenses se dirigían hacia la Unión Soviética.
En lugar de tomar represalias, Stanislav siguió su instinto y fue en
contra del protocolo, convenciendo a las fuerzas armadas que se trataba
de una falsa alarma. Su decisión salvó al mundo de un posible holocausto
nuclear devastador.
Hace treinta
y tres años, el 26 de septiembre de 1983, el mundo se salvó de un posible desastre
nuclear. En las primeras horas de la mañana, los sistemas de alerta temprana de
la Unión Soviética detectaron un ataque con misiles desde EE.UU. Los reportes
de la computadora sugerían que varios misiles nucleares habían sido lanzados.
El protocolo para el ejército soviético habría sido tomar represalias con un
ataque nuclear. Pero el oficial de guardia Stanislav Petrov -cuyo trabajo era
registrar aparentes lanzamientos de misiles enemigos- decidió no informar a sus
superiores y en su lugar los descartó como una falsa alarma. Esto fue una
violación de sus tareas, una negligencia en el cumplimiento del deber. Lo más
seguro habría sido pasar la responsabilidad, referirlo a un superior. Pero su
decisión puede que salvase al mundo. "Tenía todos los datos (para
sugerir que había un ataque con misiles en curso). Si hubiera enviado mi
informe a la cadena de mando, nadie habría dicho nada en contra", explicó
al servicio ruso de la BBC, 30 años después de ese turno de noche.
Petrov -que
se retiró con el rango de teniente coronel y ahora vive en un pequeño pueblo
cerca de Moscú- era parte de un equipo bien entrenado que servía a una de las
bases de alerta temprana de la Unión Soviética, no lejos de Moscú. Su
entrenamiento era riguroso, sus instrucciones muy claras. Su trabajo
consistía en registrar los ataques con misiles e informar de ellos a la cúpula
militar y política soviética. En el clima político de 1983, un ataque en
represalia habría sido casi seguro. Y, sin embargo, cuando llegó el momento,
asegura que casi se congeló en su lugar. "La sirena aulló, pero me senté
allí durante unos segundos, mirando a la pantalla roja, grande, retro iluminada
con la palabra "lanzamiento" brillando en ella". El sistema le
decía que el nivel de fiabilidad de dicha descripción era el "más
alto". No podía haber ninguna duda. Estados Unidos había lanzado un misil.
"Un minuto más tarde la sirena sonó de nuevo. El segundo misil había sido
lanzado. Entonces la tercera y la cuarta y la quinta. Las computadoras
cambiaron de alertas de "lanzamiento" a "ataque con
misil"". Aunque la naturaleza de la alerta parecía muy clara, Petrov
tenía algunas dudas. Además de especialistas de informática, como él, la Unión
Soviética tenía otros expertos también observando las fuerzas de misiles de
EE.UU. Un grupo de operadores de radar por satélite le dijo que no habían
registrado ningún misil. Pero esas personas eran sólo un servicio de apoyo. El
protocolo decía, muy claramente, que la decisión tenía que ser sobre la base de
las lecturas de la computadora. Y esa decisión correspondía a él, el oficial de
guardia. Si se equivocaba, las primeras explosiones nucleares habrían ocurrido
minutos más tarde. "Veintitrés minutos más tarde me di cuenta de que no
había pasado nada. Si hubiera habido un ataque real, entonces yo lo hubiera
sabido. Fue un gran alivio", Pocos días después, Petrov recibió una
reprimenda oficial por lo que pasó esa noche. No por lo que hizo, sino por los
errores en la bitácora.
Se mantuvo
en silencio durante 10 años. "Pensé que era una vergüenza para el ejército
soviético que nuestro sistema fallara de esa manera". Pero, tras el
colapso de la Unión Soviética, la historia llegó a los medios. Petrov recibió
varios premios internacionales. Pero él no piensa en sí mismo como un héroe.
"Ese era mi trabajo”, “Pero ellos tuvieron la suerte de que fuera yo el
del turno de la noche". Esta historia poco o nada conocida es la que nos
cuenta el director y guionista Danés Peter Anthony en este su primer trabajo en
el campo de los documentales. Pero pese a que pudiese parecer un documental
centrado en la Guerra Fría y en el hecho en cuestión del posible lanzamiento de
los misiles nucleares por ambas potencias al final es más un pretexto para
darnos a conocer a Stanislav Petrov -todo un personaje-. Con la excusa de una invitación
por parte de la ONU para que Petrov reciba una condecoración en la sede de
Nueva York el director sigue a Petrov con sus cámaras y gracias a ello nos da a
conocer a la persona que salvo al mundo de una más que probable aniquilación
nuclear. En la época de los sucesos narrados Petrov perdió a su joven esposa
debido al Cáncer. Eso, mas la reprimenda de sus superiores por su conducta
durante la noche de los "Falsos Misiles" y una relación inexistente
con su madre desde que era niño han hecho de Petrov un viejo cascarrabias,
iracundo, desagradable e incluso violento en sus formas. Todo esto lo vamos
conociendo gracias a la relación que se establece entre Petrov y Galiana
Kalinina, la joven traductora Rusa que lo acompaña hasta los Estados Unidos, a
la que saca de quicio en numerosas ocasiones. Durante su viaje acompañaremos a
esta "pareja" hasta la ONU, pero también a sus encuentros con Robert
De Niro y Matt Damon -al que Petrov confunde con el hijo de De Niro- y
especialmente a un encuentro más privado con Kevin Costner, el actor favorito
de Petrov. Bien, mas allá de la historia sobre los misiles -recreada con
actores- lo que me ha parecido más interesante del documental ha sido
precisamente el viaje físico e interior que emprenden tanto Petrov como su
traductora, una joven que al principio no soporta al viejo loco y poco a poco
se va dando cuenta de el porqué de su comportamiento y sobre todo de como
gracias a él estamos vivos. En fin, un documental muy interesante que me ha
gustado más por el personaje en sí que por los hechos que cuenta. Me han
parecido cojonudos todos los momentos en los que Petrov se enfurece al hablar
sobre los políticos y su predisposición a pulsar los gatillos nucleares, al tío
se le ve que esta hasta los cojones y como él dice, tarde o temprano nos
lanzaremos las bombas y nos iremos a tomar por culo, deberían hacerle caso
cuando dice; "La mejor manera de acabar con tu enemigo es convirtiéndolo
en tu amigo".
6 / 10
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