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lunes, 16 de mayo de 2016

Bring Me The Head Of Alfredo Garcia (1974)


Título Original: Bring Me The Head Of Alfredo Garcia
Título Traducido: Quiero La Cabeza De Alfredo García
Año: 1974
Duración: 112 Minutos
País: Estados Unidos
Director: Sam Peckinpah
Guión: Gordon Dawson, Sam Peckinpah
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Alex Phillips
Reparto: Warren Oates, Isela Vega, Gig Young, Kris Kristofferson, Robert Webber, Helmut Dantine, Emilio Fernandez.
Productora: United Artists / Estudios Churubusco Azteca S.A. / Optimus Films
Género: Acción / Thriller / Road Movie
Sinopsis: La hija adolescente de un rico hacendado mexicano se ha quedado embarazada. El padre es, al parecer, Alfredo García, un antiguo colaborador y amigo de la familia, por cuya cabeza se ofrece una recompensa de un millón de dólares.

Hacía tiempo que no le echaba mano a una peli de Sam Peckinpah -La Huida (1972), Grupo Salvaje (1969)- y como ya había ganas me di un garbeo por Imdb para ver que pelis de su filmografía aun no había visto, entre ellas di con esta "Quiero la cabeza de Alfredo García" y tras ver la sinopsis y que la protagonizaba Warren Oates la elección estaba clara.
En México se ha formado un escándalo ya que la hija de un ranchero -y cacique- local se ha quedado embarazada a espaldas de su familia, el cacique (Emilio Fernández) quiere saber quien se ha atrevido a mancillar en buen nombre de su hija, pero esta no suelta prenda, así que no le queda otra que sacárselo a las bravas, tras confesar el nombre del susodicho el padre entra en cólera y solo acierta a gritar; ¡Quiero la cabeza de Alfredo García!, ofreciendo como recompensa un millón de pavos. Dos cazarrecompensas americanos se podrán en faena y empezaran a investigar, durante el proceso dan con sus huesos en una cantina Mexicana donde trabaja Bennie (Warren Oates) como pianista, este viendo que puede conseguir dinero fácil iniciara una investigación por su cuenta para encontrar a García, hablando con su novia Elita (Isela Vega) esta le reconoce que conoce al tal Alfredo García -han tenido un affaire- y que este murió en un accidente de coche y sabe donde está enterrado, a Bennie le salen los símbolos del dólar en los ojos y decide emprender un viaje en carretera junto a Elita para desenterrar al difunto, cortarle la cabeza como prueba y hacerse con la recompensa, pero claro, los cazarrecompensas para los que trabaja también quieren el botín -a Bennie solo le ofrecen 10.000 dólares- y estas cosas no suelen acabar todo lo bien que una piensa.
¡Alabado sea Peckinpah!, ¿cómo no había visto esto antes?... Decir que me ha gustado es poco, estamos ante un drama enmascarado como thriller de los que dejan huella, una solida road movie con una ambientación de autentico lujo, salvando las distancias me ha recordado mucho esa maravilla llamada Bajo el volcán (John Huston, 1984), no por la trama sino por la atmosfera, con un México rural y decadente, lleno de polvo, suciedad, moscas, miseria, sordidez y alcohol, mucho alcohol, porque si hay algo que le guste al bueno de Bennie -además de Elita- es beber como un condenado y claro, cuando pierde lo que más quiere lo único que le queda a mano son sus botellas y su pistola y empuña ambas con igual pericia. Bennie creía poder cambiar su miserable vida como pianista fronterizo por una de lujos junto a su querida Elita, pero el destino le tenía guardada una mala jugada y una vez perdido todo ¿qué le queda a un hombre?, ¡nada, absolutamente nada! y es ahí cuando Bennie presa de los recuerdos y de la mala hostia decide pegarse un buen lingotazo y acabar con medio México, ¿vale la cabeza de un hombre tanto como para acabar con 21 personas?, seguramente no, pero por Elita bien vale arrasar el sur de la frontera. La película tiene un ritmazo acojonante, nunca decae y está envuelta en un desasosiego que abruma, técnicamente a la altura de Peckinpah, destilando grandes tiros de cámara, un buen uso de la cama lenta y violencia, mucha violencia y tiros y mas tiros y gente muerta, muy muerta, pero ante todo hay que destacar el trabajo de Warren Oates, que con su carisma y su buen hacer dota al personaje de Bennie de una profundidad colosal, que grandiosas veladas habría pasado junto a una botella de alcohol en compañía del Geoffrey Firmin de Albert Finney en Bajo el Volcán. Todas las señales indicaban que el plan del viejo Bennie no tenía visos de acabar bien, Elita se lo dice una y otra vez pero él no hace caso y nosotros mientras vemos su periplo no dejamos de pensar una y otra vez; ¡Bennie déjalo ya que esto tiene mala pinta!, pero el que es un don erre que erre no cesa en su empeño hasta que al final pasa lo que pasa. En fin, no me extiendo más. Un jodido peliculón en toda regla.

9 / 10 

 

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