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sábado, 6 de julio de 2019

Sesión Doble


On The Waterfront (Elia Kazan, 1954)
Película norteamericana del año 1954 dirigida por el director griego-estadounidense Elia Kazan -Un tranvía llamado deseo (1951), Esplendor en la hierba (1961)-, escrita por Budd Schulberg y protagonizada en sus papeles principales por Marlon Brando, Eva Marie Saint, Karl Malden, Lee J. Cobb, Rod Steiger y Pat Henning. La película está considerada una de las mejores obras de Elia Kazan, ha sido incluida frecuentemente entre las mejores películas Americanas además de ser preservada en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y en su día fue galardonada con ocho Oscars de la academia; Mejor Película, Mejor Director (Elia Kazan), Mejor Actor (Marlon Brando), Mejor Actriz de Reparto (Eva Marie Saint), Mejor Guion original (Budd Schulberg), Mejor Montaje (Gene Milford), Mejor Dirección Artística (Richard Day) y Mejor Fotografía (Boris Kaufman), además de ser nominada también a Mejor Actor de Reparto (Karl Malden, Rod Steiger y Lee J. Cobb) y Mejor Banda Sonora (Leonard Bernstein). Tuvo un presupuesto de casi un millón de dólares y recaudo 10 millones convirtiéndose en un éxito de taquilla y critica.
Bueno, hacia siglos que no veía esta peli, tan solo recordaba la presencia de Brando así que era hora de volver a ella y tras verla de nuevo solo puedo decir que es un jodido peliculón. La trama nos presenta a Terry Malloy (Marlon Brando) un joven a punto de entrar en la treintena que tuvo su momento de gloria como boxeador pero su carrera se fue a pique tras caer abatido por un contrincante. Ahora, Terry trabaja en los muelles de Nueva York como estibador, trabajo que le consiguió su hermano Charley (Rod Steiger), mano derecha de Johnny Friendly (Lee J. Cobb), mafioso local que controla el sindicato y los muelles. Cierto día Terry es utilizado para matar indirectamente a un trabajador que harto de la mafia portuaria iba a declarar en un juicio contra ellos. Tras su muerte, Terry conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), hermana del fallecido, hecho que le lleva a enamorarse poco a poco de ella y a empezar un profundo cambio que lo lleva a arrepentirse de su vida pasada. Poco a poco se irá dando cuenta gracias a Edie y a la ayuda y perseverancia del párroco local Barry (Karl Malden) de lo nocivo que es para los trabajadores del muelle y la gente de Nueva York la presencia de la mafia en el, así que Terry decidirá romper el pacto de silencio de los mafiosos para declarar como testigo del asesinato y poner entre rejas a Friendly, para ello tendrá que enfrentarse además con su hermano Charley, que no ve con buenos ojos que Terry testifique y lo tomen por una rata.
Hay gente que ve en esta película una especie de apología de la delación en la que Kazan se estaría curando en salud tras su patética actitud durante el maccarthysmo (si no sabes lo que es, date un voltio por google que yo paso de explicarlo) pero como esto es un blog de cine (entendido como entretenimiento) solo me voy a centrar en la película en si como experiencia visual y sensitiva que para politiqueo ya esta Ferreras con sus movimientos eólicos de manos y como película en si a mí me parece una obra imprescindible con un Marlon Brando currándose una interpretación forjada en hierro y fuego candente y un guion solido y pétreo que te va metiendo de lleno tanto en la historia de los muelles y los estibadores de Nueva York como en el cambio que se produce en la mente del personaje de Brando. Un clasicazo en toda regla. 8/10
Pet Sematary (Dennis Widmyer y Kevin Kölsch, 2019)
Rutinario e insulso remake de la película de mismo nombre de 1989 y basada a su vez en el libro homónimo de Stephen King (según el propio King, la única de sus adaptaciones que le ha aterrorizado) dirigido a cuatro manos por Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, con guion de Dave Kajganich y Jeff Buhler, una banda sonora compuesta por Christopher Young, que ya compuso otra adaptación de King, La mitad oscura (George A. Romero, 1993), producida por Paramount Pictures junto a Alphaville Films, Di Bonaventura Pictures y Room 101, fue rodada entre Montreal y Saint-Lazare (Canadá) desde el 18 de junio de 2018 hasta el 11 de agosto de ese mismo año y conto con un presupuesto de 21 millones de dólares recaudando a día de hoy (julio de 2019) unos 112 a nivel mundial por lo que podemos vaticinar que seguramente habrá secuela.
La película está interpretada en sus principales papeles por Jason Clarke (La noche más oscura, Terminator: Génesis, Everest), John Lithgow (Máximo riesgo, The Crown, El origen del planeta de los simios), Amy Seimetz (Tu eres el siguiente, Upstream color, Alíen: Covenant) y Jeté Laurence (The Americans, Damsel, Sneaky Pete).
El doctor Louis Creed (Clarke) se muda con su mujer Rachel (Seimetz) y sus dos hijos pequeños de Boston a un pueblecito de Maine para vivir una vida más tranquila y poder pasar más tiempo en familia. Todo va a las mil maravillas hasta que un día el gato de la familia (Church) aparece atropellado en medio de la carretera. Para no crearle un trauma a la pequeña Ellie (Jeté Laurence), el vecino de los Creed, Jud (John Lithgow) decide enseñarle a Louis un cementerio que hay escondido dentro del bosque del cual dice el folklore local que quien sea enterrado allí, volverá a la vida. Dicho y hecho, ante el asombro de Louis el gato revive y vuelve a sus vidas, pero no es oro todo lo que reluce y a partir de ahí se desencadenara una tormenta sobre los Creed que acabara con la armonía familiar.
La verdad es que no tenía ninguna esperanza puesta en este innecesario remake, pero aun así decidí darle un tiento y la experiencia ha sido desoladora. Me ha parecido un autentico coñazo en el que apenas pasa nada hasta su último tercio con lo que el aburrimiento se ha extendido durante casi ochenta minutos de metraje gracias a una dirección convencional y con el piloto automático puesto. El supuesto descenso a la locura del padre de familia ni esta ni se le espera, las motivaciones de los personajes principales o del porque de ese cementerio son de chichinabo, el guion no profundiza en nada y para colmo de terror no tiene nada esta película que esta cargadita de clichés, lugares comunes y las típicas y deleznables subidas de volumen para intentar acojonar al personal (¿Qué pasa un camión? Pues subimos el volumen, ¿Qué se cierra una puerta? Más de lo mismo), si a eso le sumamos un final estúpido y ridículo tenemos como resultado una aburrida basurilla que ni siquiera llega a entretener y en la que lo único digno de mención es la presencia de los solventes Clarke y Lithgow. 2/10

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