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lunes, 15 de mayo de 2017

Luz De Domingo (2007)


Título Original: Luz De Domingo
Año: 2007
Duración: 114 Minutos
País: España
Director: José Luis Garci
Guion: José Luis Garci, Horacio Valcárcel
Música: Pablo Cervantes
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Álex González, Paula Echevarría, Alfredo Landa, Carlos Larrañaga, Enrique Villén, Toni Acosta, Fernando Guillén Cuervo, Kiti Mánver, Manuel Galiana.
Productora: Nickel Odeón Dos
Género: Drama
Sinopsis: Adaptación de una novela de Ramón Pérez de Ayala ambientada en la época del caciquismo. En 1910, en el pueblecito asturiano de Cenciella, la enconada lucha entre dos bandos políticos trae la desgracia a unos seres bondadosos e ingenuos: la pareja formada por Urbano (Álex González) y Estrella (Paula Echevarría). Urbano, el secretario del Ayuntamiento, es un hombre idealista e íntegro que simpatiza con los liberales. Pero es que, además, el tío de Estrella se niega rotundamente a vender unas tierras al cacique del pueblo. Por ambas razones, éste decide vengarse de la pareja.

Película dirigida por el gran José Luis Garci -Las verdes praderas (1979), El crack (1981)-, escrita por el propio director con la ayuda de Horacio Valcárcel basándose en la novela de Ramón Pérez de Ayala y que según Garci: Narra una historia muy cruel que probablemente estuvo basada en hechos reales que el propio Pérez de Ayala presencio de pequeño y marcaron su vida. Esta rodada entre Avilés (Asturias), el Parque natural de Redes y Oviedo. En el año (2007) de su estreno fue preseleccionada para ser candidata a los Oscar, está protagonizada por Alfredo Landa, Alex González, Paula Echevarría, Kiti Manver, Carlos Larrañaga, Enrique Villén, Fernando Guillen Cuervo y Manuel Galiana y estuvo nominada a cinco premios Goya; Mejor Actor (Landa), Actor de reparto (Larrañaga), Dirección artística (Gil Parrondo), Dirección de producción (Juan Carmona y Salvador Gómez) y Diseño de vestuario (Lourdes Orduña).   
La trama nos transporta a principios del siglo pasado, como dice el personaje de Fernando Guillen Cuervo, que es quien mediante la voz en of -todo muy literario- nos cuenta la historia: “Era el año 1911, la historia es lejana y recuerdo que era domingo y que había amanecido despejado, maravillosamente despejado… raro en Cenciella …” un joven abogado, Urbano (Alex González),“A Urbano Cajigal… nos le trajo la diligencia de Luarca, era alto y tenía el caballo oscuro y lustroso. Vestía traje azul marino gastado, chaleco, botas de charol y corbata de raso carmesí” llega al pequeño pueblo de Cenciella (Asturias), “La vida de Cenciella era más bien monótona y de poco alboroto. A diario cada cual a su menester, y a última hora los hombres a echar un trago y la partida donde la Parrula y las mujeres algo de palique en casa de ésta o de aquella antes de la cena” para ocupar el puesto de secretario del ayuntamiento, y allí se enamora de una joven, Estrella (Paula Echevarría), nieta de un indiano, Juaco (Alfredo Landa), que regresó de América para hacerse cargo de ella tras la muerte por accidente de sus padres. 
Después de un corto noviazgo, y una petición formal de matrimonio, que tuvieron que ser autorizadas por el abuelo de la joven, deciden casarse. Pero la felicidad de los novios se verá interrumpida por la intervención del cacique, que es en esos momentos alcalde del pueblo, don Atila (Carlos Larrañaga), que choca con el secretario que no se presta a sus manejos en el ayuntamiento, y con Juaco, el abuelo de Estrella, que no se aviene a la venta de un solar que el cacique quiere para uno de sus hijos. Un día que los novios están en el bosque disfrutando de un momento idílico, todo se transforma con la presencia del cacique, que viene a vengarse. Se presenta acompañado de su criado de confianza, Longinos (Enrique Villén), y de sus tres hijos, que asaltan a la pareja, violando salvajemente a la chica, pero como dice el cacique a su criado cuando le niega la posibilidad de hacer lo mismo que han hecho los tres hijos con la joven, "es política, no es vicio". En otro momento el alcalde amplia su visión personal de lo sucedido: "las mujeres y las leyes están para violarlas, siempre que nos causen problemas". Urbano, pese a las presiones de Juaco decide ser más racional que visceral y no denunciar los hechos en el momento para evitarle la humillación a Estrella, así deja pasar el tiempo y cuando nace el hijo de Estrella -fruto de la violación- decide que ya es hora de poner las cosas en su sitio, pero Juaco, que es perro viejo y se las ve venir le para los pies y le dice: “Lo que te pido es que sigas siendo como eres… y que me dejes ser a mí como soy” . Así es como Juaco decide vender todas sus posesiones al banco para comprarles a Urbano y Estrella un pasaje de ida Nueva York, ciudad en la que estuvo Juaco hace tiempo y de la que tanto habla con Parrula (Andrea Tenuta), la dueña del bar del pueblo, para que los dos tortolitos y el recién nacido inicien una nueva vida sin las constantes miradas de reprobación hacia Estrella por haber sido deshonrada al ser violada. 
En fin, que la joven pareja emprende el viaje hacia su nueva vida y entonces sí, el viejo Juaco empuña su escopeta de caza y se propone devolverle el honor a su nieta liándose a tiros. Bueno, he de reconocer que no soy nada imparcial con Garci, me parece un director genial y un tipo al que vale mucho la pena seguir ya sea a través de sus películas, sus libros, por televisión (Que grande es el cine) o por radio (Cowboys de medianoche). Además, creo que rodar una película como esta en pleno 2007 es de poner los cojones sobre la mesa y decir: ¡Aquí manda mi polla! Sí señor, a contracorriente y con un par. A mí me parece una película cojonuda, la primera vez que la vi pensaba que iba a ser un drama romántico de época y me encontré con un sublime drama costumbrista, duro, hosco, con cierta garra y fascinante, con un desarrollo pausado, que se toma su tiempo, con una querencia nada disimulada por lo contemplativo pero que poco a poco va ganando en emoción y peso dramático y que se deleita en los silencios, los fundidos a negro y unos paisajes de ensueño que me cautivo desde el primer visionado -debo estar haciéndome viejo-. Garci es un enamorado del cine clásico y se nota en todas sus películas y esta no iba a ser la excepción, rueda de forma lánguida, tomándose su tiempo en cada plano, saboreándolos como esos copazos que tanto le gustan a él, dejando que el espectador se impregne por todo lo que sucede en la pantalla -genial el arranque con esa fiesta en el pueblo en la que Garci se recrea sin importarle el paso de los minutos- se detiene para mostrarnos unos paisajes bellísimos de la Asturias mas rural, hace que cada plano valga su peso en oro construyéndolos minuciosamente con un ejercicio de puesta en escena, diseño de producción y fotografía portentoso en el que todo lo que se ve en el encuadre de la cámara parece real, aquí no veras decorados de chichinabo, aquí todo es orgánico, veraz. Y remata la jugada con unos brillantes diálogos, con una deliciosa banda sonora de Pablo Cervantes y con una selección de actores que ya querrían muchos -genial las miradas de Landa-, la única pega en este apartado se la daría tanto a Alex González como a Paula Echevarría, quizás un poco verdes para una película como esta. Muchos dirán que las películas de Garci huelen a naftalina y vinagre rancio, que son capítulos de Amar es para siempre o cualquier otra telenovela diaria de sobremesa de La1 pero alargados, que es un anticuado, pero no os dejéis engañar, Garci es mucho más que eso, Garci es sublime, es clásico, es nadar a contracorriente sin importarle el que dirán, Garci es viajar con la palabra -esas conversaciones entre el personaje de Landa y el de Andrea Tenuta sobre Nueva York son canela en rama-, es nostalgia por un tiempo pasado, es como el poder intenta joder al prójimo y como cada uno se encara contra dicho poder de diferentes maneras, es la historia caciquil de España ¡Garci es la modernidad y el rupturismo, joder! Peliculón.

8.5/10

 

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