Título Original: Luz De Domingo
Año: 2007
Duración: 114 Minutos
País: España
Director: José Luis Garci
Guion: José Luis Garci, Horacio Valcárcel
Música: Pablo Cervantes
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Álex González, Paula Echevarría, Alfredo Landa, Carlos Larrañaga, Enrique Villén, Toni Acosta, Fernando Guillén Cuervo, Kiti Mánver, Manuel Galiana.
Productora: Nickel Odeón Dos
Género: Drama
Sinopsis: Adaptación de una novela de Ramón Pérez de Ayala ambientada en la época
del caciquismo. En 1910, en el pueblecito asturiano de Cenciella, la
enconada lucha entre dos bandos políticos trae la desgracia a unos seres
bondadosos e ingenuos: la pareja formada por Urbano (Álex González) y
Estrella (Paula Echevarría). Urbano, el secretario del Ayuntamiento, es
un hombre idealista e íntegro que simpatiza con los liberales. Pero es
que, además, el tío de Estrella se niega rotundamente a vender unas
tierras al cacique del pueblo. Por ambas razones, éste decide vengarse
de la pareja.
Película dirigida por el gran José Luis Garci
-Las verdes praderas (1979), El crack (1981)-, escrita por el propio director
con la ayuda de Horacio Valcárcel basándose en la novela de Ramón Pérez de
Ayala y que según Garci: Narra una historia muy cruel que probablemente estuvo
basada en hechos reales que el propio Pérez de Ayala presencio de pequeño y
marcaron su vida. Esta rodada entre Avilés (Asturias), el Parque natural de
Redes y Oviedo. En el año (2007) de su estreno fue preseleccionada para ser candidata
a los Oscar, está protagonizada por Alfredo Landa, Alex González, Paula
Echevarría, Kiti Manver, Carlos Larrañaga, Enrique Villén, Fernando Guillen
Cuervo y Manuel Galiana y estuvo nominada a cinco premios Goya; Mejor Actor
(Landa), Actor de reparto (Larrañaga), Dirección artística (Gil Parrondo),
Dirección de producción (Juan Carmona y Salvador Gómez) y Diseño de vestuario
(Lourdes Orduña).
La trama nos
transporta a principios del siglo pasado, como dice el personaje de Fernando
Guillen Cuervo, que es quien mediante la voz en of -todo muy literario- nos
cuenta la historia: “Era el año 1911, la historia es lejana y recuerdo que
era domingo y que había amanecido despejado, maravillosamente despejado… raro
en Cenciella …” un joven abogado, Urbano (Alex González),“A Urbano Cajigal… nos
le trajo la diligencia de Luarca, era alto y tenía el caballo oscuro y
lustroso. Vestía traje azul marino gastado, chaleco, botas de charol y corbata
de raso carmesí” llega al pequeño pueblo de Cenciella (Asturias), “La vida
de Cenciella era más bien monótona y de poco alboroto. A diario cada cual a su
menester, y a última hora los hombres a echar un trago y la partida donde la
Parrula y las mujeres algo de palique en casa de ésta o de aquella antes de la
cena” para ocupar el puesto de secretario del ayuntamiento, y allí se enamora
de una joven, Estrella (Paula Echevarría), nieta de un indiano, Juaco (Alfredo
Landa), que regresó de América para hacerse cargo de ella tras la muerte por
accidente de sus padres.
Después de un corto noviazgo, y una petición formal de
matrimonio, que tuvieron que ser autorizadas por el abuelo de la joven, deciden
casarse. Pero la felicidad de los novios se verá interrumpida por la
intervención del cacique, que es en esos momentos alcalde del pueblo, don Atila
(Carlos Larrañaga), que choca con el secretario que no se presta a sus manejos
en el ayuntamiento, y con Juaco, el abuelo de Estrella, que no se aviene a la
venta de un solar que el cacique quiere para uno de sus hijos. Un día que los
novios están en el bosque disfrutando de un momento idílico, todo se transforma
con la presencia del cacique, que viene a vengarse. Se presenta acompañado de
su criado de confianza, Longinos (Enrique Villén), y de sus tres hijos, que
asaltan a la pareja, violando salvajemente a la chica, pero como dice el
cacique a su criado cuando le niega la posibilidad de hacer lo mismo que han
hecho los tres hijos con la joven, "es política, no es vicio". En
otro momento el alcalde amplia su visión personal de lo sucedido: "las
mujeres y las leyes están para violarlas, siempre que nos causen
problemas". Urbano, pese a las presiones de Juaco decide ser más racional
que visceral y no denunciar los hechos en el momento para evitarle la
humillación a Estrella, así deja pasar el tiempo y cuando nace el hijo de
Estrella -fruto de la violación- decide que ya es hora de poner las cosas en su
sitio, pero Juaco, que es perro viejo y se las ve venir le para los pies y
le dice: “Lo que te pido es que sigas siendo como eres… y que me dejes
ser a mí como soy” . Así es como Juaco decide vender todas sus posesiones
al banco para comprarles a Urbano y Estrella un pasaje de ida Nueva York,
ciudad en la que estuvo Juaco hace tiempo y de la que tanto habla con Parrula
(Andrea Tenuta), la dueña del bar del pueblo, para que los dos tortolitos y el
recién nacido inicien una nueva vida sin las constantes miradas de reprobación
hacia Estrella por haber sido deshonrada al ser violada.
En fin, que la joven
pareja emprende el viaje hacia su nueva vida y entonces sí, el viejo Juaco
empuña su escopeta de caza y se propone devolverle el honor a su nieta liándose
a tiros. Bueno, he de reconocer que no soy nada imparcial con Garci, me parece
un director genial y un tipo al que vale mucho la pena seguir ya sea a través
de sus películas, sus libros, por televisión (Que grande es el cine) o por
radio (Cowboys de medianoche). Además, creo que rodar una película como esta en
pleno 2007 es de poner los cojones sobre la mesa y decir: ¡Aquí manda mi polla!
Sí señor, a contracorriente y con un par. A mí me parece una película cojonuda,
la primera vez que la vi pensaba que iba a ser un drama romántico de época y me
encontré con un sublime drama costumbrista, duro, hosco, con cierta garra y
fascinante, con un desarrollo pausado, que se toma su tiempo, con una querencia
nada disimulada por lo contemplativo pero que poco a poco va ganando en emoción
y peso dramático y que se deleita en los silencios, los fundidos a negro y unos
paisajes de ensueño que me cautivo desde el primer visionado -debo estar
haciéndome viejo-. Garci es un enamorado del cine clásico y se nota en todas
sus películas y esta no iba a ser la excepción, rueda de forma lánguida,
tomándose su tiempo en cada plano, saboreándolos como esos copazos que tanto le
gustan a él, dejando que el espectador se impregne por todo lo que sucede en la
pantalla -genial el arranque con esa fiesta en el pueblo en la que Garci se
recrea sin importarle el paso de los minutos- se detiene para mostrarnos unos
paisajes bellísimos de la Asturias mas rural, hace que cada plano valga su peso
en oro construyéndolos minuciosamente con un ejercicio de puesta en escena,
diseño de producción y fotografía portentoso en el que todo lo que se ve en el
encuadre de la cámara parece real, aquí no veras decorados de chichinabo, aquí
todo es orgánico, veraz. Y remata la jugada con unos brillantes diálogos, con
una deliciosa banda sonora de Pablo Cervantes y con una selección de actores
que ya querrían muchos -genial las miradas de Landa-, la única pega en este
apartado se la daría tanto a Alex González como a Paula Echevarría, quizás un
poco verdes para una película como esta. Muchos dirán que las películas de
Garci huelen a naftalina y vinagre rancio, que son capítulos de Amar es para
siempre o cualquier otra telenovela diaria de sobremesa de La1 pero alargados,
que es un anticuado, pero no os dejéis engañar, Garci es mucho más que eso,
Garci es sublime, es clásico, es nadar a contracorriente sin importarle el que
dirán, Garci es viajar con la palabra -esas conversaciones entre el personaje
de Landa y el de Andrea Tenuta sobre Nueva York son canela en rama-, es
nostalgia por un tiempo pasado, es como el poder intenta joder al prójimo y
como cada uno se encara contra dicho poder de diferentes maneras, es la historia
caciquil de España ¡Garci es la modernidad y el rupturismo, joder! Peliculón.
8.5/10
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