Título Original: The Missing Picture
Título Traducido: La Imagen Perdida
Año: 2013
Duración: 90 Minutos
País: Camboya
Director: Rithy Panh
Guión: Rithy Panh
Música: Marc Marder
Productora: Coproducción Camboya-Francia; Catherine Dussart Productions (CDP) / Arte France / Bophana Production
Género: Documental
Sinopsis: Durante el régimen comunista de Pol Pot en Camboya (1975-1979), miles de
personas fueron despojadas de sus tierras y forzadas a trabajar en
campos agrícolas. La dictadura de los jemeres rojos ejecutó y torturó a
cualquiera que le pareciera sospechoso de sedición. Los familiares del
director Rithy Panh, quien escapó en su adolescencia de su país, fueron
desapareciendo uno a uno. Para contar la historia de esta época, Panh
buscó imágenes de este periodo atroz, pero no encontró nada. Entonces
creó imágenes ausentes usando figuras de plastilina y dioramas. Con una
belleza inusual, la narración retrata una pesadilla histórica, el trauma
y la memoria de una sociedad.
El Genocidio
camboyano fue obra del régimen maoísta de los Jemeres Rojos, partido político
que gobernó la llamada Kampuchea Democrática entre 1975 y 1979, con una concepción
extremista de la revolución. Bajo la dirección del hijo de perra de Pol Pot y
su abanico, el régimen se propuso la creación de una utopía socialista agraria
basada en los ideales del maoísmo y el estalinismo. Su política se caracterizo
por la ruralización forzada de los habitantes de los núcleos urbanos, torturas,
ejecuciones masivas, trabajos forzados generalizados y malnutrición, costando
la vida de aproximadamente un cuarto de la población del país. El genocidio
finalizo con la invasión vietnamita.
Pol Pot y sus seguidores gobernaron
Camboya durante menos de cuatro años, de abril de 1975 a enero de 1979, y su
único legado fue matar entre un quinto y un tercio de sus compatriotas. Camboya
fue un «Comunismo Tardío» radical, es decir, instauró primero un
régimen comunista cuando ya se veía que ese modelo no cumplía lo que prometía.
Paradójicamente, también fue el primer país en abandonarlo. Su sueño
era «menos una utopía que una ucronía». Por otro lado, el
sistema polpotista tenía mucho más que ver con el maoísmo que con la dictadura
soviética. La ideología juega un papel fundamental en todo
genocidio, y el camboyano no es la excepción. El deseo del KR era el regreso
forzado de su país a un pasado mítico que supuestamente existía antes que
llegara la influencia corruptora del extranjero. Se volvería a una sociedad
agraria y a medida que intentaron eso causaron el genocidio. Este intento
de purificación de tipo racial, social y político condujo a la purga de líderes
políticos y militares del antiguo régimen, grandes industriales, periodistas,
estudiantes, médicos, abogados, vietnamitas y chinos étnicos. El 15 de
Julio de 1979, después del derrocamiento de los Jemeres Rojos, el nuevo
gobierno aprobó el Decreto de Ley no. 1, por el cual se permitía el juicio de
Pol Pot y Leng Sary por el delito de genocidio. Se les dio de defensor al
abogado estadounidense Hope Stevens, Fueron juzgados en ausencia y
condenados por genocidio.
Pues bien, todo esto de aquí arriba es lo que nos cuenta el aclamado director
de documentales Camboyano Rithy Pahn -Bophana, une tragédie cambodgienne
(1996), S-21, la machine de mort Khmére rouge (2003)- de primera mano ya que el
ascenso de los Jemeres le pillo con apenas 11 años en los que paso de tener una
vida libre y plena a vivir esclavizado bajo el régimen de Pol Pot y sus
secuaces. Durante los cuatro años que Pahn paso privado de libertad tanto sus
padres como hermanos murieron y el pasó por un calvario trabajando de sol a sol
y sobreviviendo a duras penas picando piedra para construir arrozales o sacando
arena a manta pala para hacer pantanos. Así durante cuatro años en los que
apenas comía, dormía a duras penas y veía como la gente moría a su alrededor.
Pasados los años se dio cuenta de que apenas existían imágenes de aquella época
y sucesos, todas las imágenes que habían eran las producidas por los propios
Jemeres Rojos en los que todo parecía ideal y perfecto, así que se pregunto por
las imágenes perdidas -de ahí el título del documental-, aquellas que mostraban
la realidad del día a día bajo una dictadura, con muertes, hambrunas, torturas
y ejecuciones. Viendo que no existían decidió hacerlas el mismo, así que saco a
relucir todos sus recuerdos y ya que no existían imágenes las
"fabricó" el mismo haciendo unos muñecos de madera en algunas
ocasiones y de arcilla en otras y representando situaciones que vivió durante
esa época para darlas a conocer a la opinión publica. Puede chocar de primeras
esta forma tan sui generis de contar las cosas, pero una vez metido en materia
esta todo tan bien hecho que te metes de lleno en ello y los muñecos dejan de
ser eso, muñecos, para pasar a convertirse en personas gracias al detallismo y
la voz en off del propio director que te va contando todo lo que le sucedió
durante esos cuatro años. Resumiendo, un documental muy bien hecho, con una
alta carga emotiva y de obligada visión para conocer más profundamente el
genocidio camboyano ya que está un poco olvidado y es bastante desconocido por
no haber sucedido en el "primer mundo".
8/10
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