Tras el rotundo éxito de Alguien voló
sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975), el inefable Roger
Corman, director y productor que me ha hecho pasar momentos
auténticamente gloriosos delante de una pantalla con gozadas como
Cannonball (Paul Bartel, 1976), Ilsa, la tigresa de Siberia (Jean
LaFleur, 1977), Piraña (Joe Dante, 1978), Saint Jack (Peter
Bogdanovich, 1979), Puño desnudo (Cirio H. Santiago, 1981), La
galaxia del terror (Bruce D. Clark, 1981) El ultimo guerrero (James
Sbardellati, 1983) o Tygra: Hielo y fuego (Ralph Bakshi, 1983), pudo
finalmente conseguir la financiación necesaria para adaptar de
manera sublime el libro autobiográfico “I never promised you a
Rose Garden” escrito por Joanne Greenberg en 1964 y que es una
representación de la esquizofrenia contada por una esquizofrenica y
crear una autentica maravilla que por desgracia a día de hoy esta
semiolivada.
Corman se asocio al productor Daniel H.
Blatt, que venia de producir tres TV Movies; Brigada anti-secuestro
(Irvin Kershner, 1976), Un circulo de niños (Don Taylor, 1977) y
Pánico en Echo Park (John Llewellyn Moxey, 1977) y que mas tarde
destacaría ejerciendo labores de producción en productos de terror
como Aullidos (Joe Dante, 1981) o Cujo (Lewis Teague, 1983), en una
película de acción ramplona a la que le tengo mucho cariño,
Rescate infernal (Stuart Rosenberg, 1986) o en la mítica serie de
televisión “V” (1984-1985) y bajo el manto de New World
Pictures, productora que tenia en su haber títulos tan apetecibles y
olvidados como The Student Nurses (Stephanie Rothman, 1970), The Big
Doll House (Jack Hill, 1971), Women In Cages (Gerardo De Leon, 1971),
Night Call Nurses (Jonathan Kaplan, 1972), Dulce y Peligrosa (Andy
Sidaris, 1973), Tender Loving Care (Don Edmonds, 1973), The Arena
(Steve Carver, 1974), La cárcel caliente (Jonathan Demme, 1974), TNT
Jackson (Ciro H. Santiago, 1974), La celda de la violación (Michael
Miller, 1976) o con mas caché como Dersu Uzala (Akira Kurosawa,
1975), Rabia (David Cronenberg, 1977) y a las que siguieron
producciones del nivel de La habitación verde (Fraçoise Truffaut,
1978), Sonata de otoño (Ingmar Bergman, 1978), El tambor de hojalata
(Volker Schlöndorff, 1979), Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1982) o mas
tarde, éxitos ochenteros como Jóvenes Ocultos (Joel Schumacher,
1987), Hellraiser (Clive Barker, 1987), Elvira, reina de las
tinieblas (James Signorelli, 1988), Escuela de jóvenes asesinos
(Michael Lehmann, 1988), Warlock, el brujo (Steve Miner, 1989) o una
película que a mi siempre me trae buenos recuerdos como Transilvania
6-5000 (Rudy De Luca, 1985), se pusieron manos a la obra.
Para adaptar el libro a la gran
pantalla se acudió al escritor y ex editor de la afamada revista
Sight & Sound, Gavin Lambert, que había debutado como director
en 1954 con la película Another Sky, labor que abandono para
trabajar como asistente personal del director Nicholas Ray en Bigger
Than Life (1956) y ahí le cogió el gustillo a la escritura de
guiones e hizo su debut también con Ray en Amarga victoria, película
bélica con Richard Burton y Curd Jürgens en su reparto, a la que
seguirían, series de televisión como Expectación (1958), Lux
Playhouse (1958), El millonario (1959) y On trial (1959), tras lo
cual publico su primera novela “The Slide Area” y de ahí paso a
trabajar en películas como La primavera romana de la señora Stone
(José Quintero, 1961), ¿Quien mato a tía Roo? (Curtis Harrington,
1972) o adaptar sus propias obras al cine como sucedió con su novela
“La rebelde” que fue llevada al cine por Robert Mulligan en 1965
contando en su reparto con Natalie Wood, Christopher Plummer y Robert
Redford. Para ayudar a Lambert con el libreto se ficho al también
guionista Lewis John Carlino, que ademas de haber participado en
varias series de televisión, había escrito los guiones de películas
como Un reflejo sin miedo (William A. Fraker, 1972), Fríamente...
sin motivos personales (Michael Winner, 1972), Joe, el loco (Carlo
Lizzani, 1974) o Los días impuros del extranjero (1976) que también
fue su debut en la dirección y ambos lograron adaptar de forma
brillante el libro de Joanne Greenberg y mostrar perfectamente lo
duro que es el dolor emocional que padecen las personas
esquizofrenicas y como esos laberintos que se crean en sus mentes,
esas dobles vidas imaginarias, no son mas que una forma retorcida de
huir del dolor emocional. Su buen hacer con la adaptación les valió
una nominación al Oscar a mejor guion adaptado, premio que les fue
arrebatado por Alvin Sargent por la película Julia de Fred
Zinnemann.
El guion nos presenta a Deborah Blake,
una joven que siempre
ha intentado evadirse de la realidad, construyendo su propio mundo
mágico llamado Yri en el que todo es perfecto y eterno. Pero la
joven ha llegado al punto de confundir ficción y realidad y, por
ello, ha sido ingresada en un hospital psiquiátrico. Su caso se da
por perdido ante las constantes alucinaciones que sufre, pero la
terapeuta que la cuida no pierde la esperanza de curarla.
Con el dinero en la cazuela y el guion
terminado, los productores se decantaron por el Hungaro Peter Medak
para ocupar la silla de dirección y dejar los papeles principales en
manos de Charlotte Rampling y Mick Jagger, pero Medak estaba atado
por contrato con la televisión para rodar la TV Movie The Rocking
Horse Winner y unos capítulos de Espacio: 1999 y declino la oferta,
al igual que hicieron Rampling, que tenia apalabrados los rodajes de
Taxi Malva (Yves Boisset, 1977) y Orca: La ballena asesina (Michael
Anderson, 1977) y Jagger, que por ese entonces andaría de juerga con
los Stones. Por aquel entonces también se hablo mucho sobre Natalie
Wood, amiga del guionista Gavin Lambert desde que trabajaron juntos
en “La rebelde” y que estaba dispuesta a protagonizarla y
producirla, pero por uno motivos u otros tampoco cuajo, así que los
productores, finalmente, decidieron ofrecerle la silla de mando a
Anthony Page, director que venia compaginando TV Movies como Male of
the species (1969) o Los misiles de octubre (1974) con películas
como Prueba inadmisible (1968) o Alpha Beta (1974), pero que mas allá
de estar curtido en productos televisivos apenas tenia bagaje
cinematográfico pero supo sacarle partido al guion y ejercer una
gran labor en la dirección.
Para hacerse cargo de la opresiva
fotografía se contrato a Bruce Logan, que venia de trabajar como
director de fotografía en La celda de la violación (Michael Miller,
1976) y El perro de Satan (Albert Band, 1977) y que también había
trabajado en el departamento de efectos fotográficos en 2001: Una
odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) y en el departamento de
miniaturas y efectos ópticos en La guerra de las galaxias (George
Lucas, 1977). Para encargarse de la banda sonora se ficho a Paul
Chihara, que ya había colaborado con la New World Pictures en La
carrera de la muerte del año 2000 (Paul Bartel, 1975) y que mas
tarde se encargo de componer la música en la versión televisiva de
Doctor Extraño (Philip DeGuere, 1978), de trabajar para Sidney Lumet
en El príncipe de la ciudad (1981) o junto a Walter Matthaw y Robin
Williams en la comedia Sufridos ciudadanos (Michael Ritchie, 1983) y
que aquí crea una partitura que sin destacar especialmente, si que
consigue ir al unisono de las imágenes y la trama.
Una vez descartadas las opciones de
Charlotte Rampling y Natalie Wood, Harriet B. Halberg, directora de
casting que había debutado un año antes en Carrie (Brian De Palma,
1976) y que compagino su labor en “Nunca te prometí un jardín de
rosas” con Ruby (Curtis Harrington, 1977) y Stunts (Mark L. Lester,
1977) selecciono para el papel principal a Kathleen Quinlan, que
había debutado unos años antes a las ordenes de George Lucas en
American Graffiti (1973) y que tras unos años dando tumbos en
televisión en series como Emergencia (1973), La mujer policía
(1974), Kojak (1974) o Ironside (1974) parecía que su carrera
empezaba a despegar gracias a sus intervenciones en películas como
Aeropuerto 77 (Jerry Jameson, 1977), Nigtmare in blood (John Stanley,
1977) o la que nos ocupa, en la que hace un trabajazo espectacular y
conmovedor de principio a fin, cosa que le valió la nominación ese
año al Globo de Oro a mejor actriz, que le fue arrebatado por Jane
Fonda y su papel en Julia de Zinnemann.
Para dar voz al resto de internas del
hospital psiquiátrico se contrato a un variopinto y fantástico
grupo de actrices entre las que estaban Susan Tyrrel, Signe Hasso,
Darlene Craviotto, Sylvia Sidney o Carol Worthington; Para hacerse
cargo del papel de la doctora Fried, la psiquiatra que se implica
personalmente en el caso de la joven Deborah para intentar apagar
esas voces que la atormentan y salvarla de su enfermiza mente, se
recurrió a la guapísima Bibi Andersson, actriz que venia de
trabajar con Ingmar Bergman en películas como El séptimo sello
(1957), Fresas salvajes (1957), El rostro (1958) o Persona (1966) y
para finalizar, destacar la presencia de Renny Santoni, el “Chico”
de Harry el sucio (Don Siegel, 1971) y el “Gonzales” de Cobra
(George P. Cosmatos, 1986), de un jovencisimo Dennis Quaid en el que
fue su primer papel acreditado y del compositor Danny Elfman, que
aquí debutaba como actor tres años antes de hacerlo como compositor
de Forbidden Zone (Richard Elfman, 1980).
En definitiva, estamos ante una
película muy recomendable que te va atrapando poco a poco hasta
dejar una huella, por lo menos en mi, imborrable. 8/10
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